viernes, 22 de enero de 2010

JAIME DE ALTHAUS, SIEMPRE DESDE LA DERECHA


La "Derecha" es necesaria en el mundo. Se dice que el arte de la Democracia es saber convivir con todas las opciones ciudadanas y, sobre todo, saber argumentar en contra de las hipótesis o falacias que de ellas se derivan. Después de 20 años de "revolución capitalista" en el Perú nos parece espléndido que la Derecha peruana tenga sus propios intelectuales con intervenciones frecuentes. Jaime De Althaus es un intelectual de Derecha muy articulado que hoy en la edición impresa de El Comercio traza un paralelo falaz sobre el proceso político chileno y peruano, post Augusto Pinochet y post Alberto Fujimori, respectivamente. Equaliza a Pinochet con Fujimori (habría que agradecerle el conectivo histórico, que nadie se atrevía a indicar hasta el momento) y se equivoca cuando juzga el proceso de transición democrática en ambos países. Habla de madurez en la clase política chilena y de multipartidismo peruano "disgregado, volátil  e inestable". Pregunta ¿No hubo acaso, a finales de la década del ochenta, durante el desgastado Gobierno de Pinochet, un resquició de moralidad que posibilitó la transición democrática "ordenada", presionada por la mayoría ciudadana y por los`"partidos tradicionales" invitados a reactivarse a la vida política no sin ciertas garantías? ¿No fue la transición un triunfo de la comunidad internacional y de los organismos defensores de los derechos humanos? De otro lado ¿Había forma de que el Fujimorismo el año 2000 tuviera ascendencia política si su único capital eran las fuerzas armadas corruptas de De Bari Hermoza y Chacón? ¿No será que Fujimori y Montesinos eran conscientes de su miseria en las ánforas luego de las derrotas y fraudes electorales de 1995 y 1998? ¿Podía construirse un consenso nacional en torno al nuevo moderlo económico si era inevitable asociarlo a los políticos, militares, tecnócratas y periodistas corruptos, apologistas del autoritarismo? ¿No será que la salida de Pinochet ocurrió con "las banderas en alto" y con grandes efectos de tramoya bien negociados por los militares chilenos? ¿Y la salida de Fujimori, no fue a las patadas? ¿No será que el éxito de un proceso económico tiene un soporte importante en la moralidad de los políticos, de los empresarios y los ciudadanos? ¿Qué es primero, el modelo de economía rentista y de ajuste? ¿O el proceso de gobernabilidad democrática que reinvindica derechos y libertades léase, los derechos económicos? Finalmente, nunca más -por Dios santo- nunca más el personalismo de Fujimori y ad lateres.

Oscar Contreras Morales.-

PARALELOS DIVERGENTES
Por Jaime de Althaus Guarderas

El paralelo puede ser odioso pero es aleccionador. Velasco cerró la economía y estatizó (nacionalizó). Pinochet abrió la economía y privatizó. Veinte años después, el ingreso per cápita chileno, que era inferior al peruano a comienzos de los setenta, casi lo triplicaba.

Pinochet hizo una transición ordenada, planificada, a la democracia. Como resultado, los herederos de Pinochet tenían fuerza política. Ante eso, los partidos “tradicionales” (Democracia Cristiana, Partido Socialista, etc.) se unieron en la Concertación, y triunfaron. No solo eso, en un acto de madurez política, acordaron mantener el modelo económico heredado, lo que para el Partido Socialista y otros suponía renunciar a la concepción propiamente socialista que había animado a Allende. Así, Chile pudo, a la vez, capitalizar los avances económicos conquistados por la dictadura, establecer un consenso básico en torno al modelo económico, y fundar un sistema político en esencia bipartidista que ahora ha alcanzado la excelencia de la alternancia en el poder y que garantiza estabilidad política y económica.

Acá, Fujimori, que abrió la economía y privatizó, con éxito, casi 20 años después que los chilenos, prácticamente tuvo que ser expulsado en medio de un escándalo de corrupción y perversión política sin precedentes. Como resultado, el fujimorismo carecía de fuerza política el 2000 y entonces los partidos “tradicionales” y otros nuevos desprendidos de estos, no tuvieron necesidad de unirse para enfrentar a nadie, instalándose un multipartidismo cada vez más disgregado, volátil e inestable. Además el rechazo al control político opresivo de los últimos años del fujimorismo y a la corrupción revelada contagió a los avances del nuevo modelo económico, de modo que el país tuvo dificultades para capitalizarlo y fundar un consenso en torno a él, pese a sus evidentes logros. Esto, sumado al estilo de gobierno de Alejandro Toledo, estuvo a punto de dar la victoria a una opción antisistema el 2006, y aun hoy intelectuales de izquierda firman un manifiesto de apoyo a esa opción con planteamientos orientados a cambiar aspectos centrales del modelo.

¿Cómo hacer para construir una democracia estable de pocos partidos y consensos económicos básicos pese a tantos errores? En Chile el bipartidismo se vio reforzado por el sistema de distritos electorales binominales para elegir a los parlamentarios. Acá la entropía multipartidista fue facilitada por un sistema de distrito único nacional y luego de distritos departamentales para elegir a los congresistas, que fomentan la dispersión. En Chile las élites de izquierda se aggiornaron. Acá no. Por último, a Toledo y García II les faltó lo que le sobró a Fujimori: algo de personalismo en la conducción política para integrar a los no integrados, a fin de que la democracia signifique algo para ellos.

http://www.elcomercio.com.pe/

2 comentarios:

  1. El señor Gregorio Huaroto tuvo problemas con el administrador del Blog por eso copiamos sus comentarios remitidos al correo electrónico de UN MUNDO PERFECTO crimosomgold@gmail.com

    Óscar Contreras.-


    Hay un facilismo en muchas de las opiniones de De Althaus, un facilismo grueso, insensible, miope. No todo se expresa en gráficos, en cuentas macroeconómicas, en cifras en azul o en el tan mentado crecimiento.

    Cuidado con el voto aluvional del sur pobre, de la sierra centro y norte, de la selva. Esa gente va a pasar factura...

    Gregorio Huaroto

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  2. Lo propio sucedió con los comentarios del lector Erwin (hecer@yahoo.com) quien tuvo dificultades en colocar un comment....

    O. Contreras


    Althaus siempre ha pensado que el fujimorismo le hizo un bien al Perú igual como el pinochetismo a Chile.

    Fujimorí "rescató" a un país que no podía hundirse económicamente más
    Pinochet aprovechó su dictadura para poner a su país en el tope de Sudamérica en desarrollo económico.

    Fujimori fue netamente corrupto, Pinochet tambien pero no tanto.

    Hay similitudes pero también grandes diferencias

    Erwin

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