sábado, 24 de julio de 2010

EL LIBRO ROJO DE CARL JUNG (Andrea Aguilar para el Suplemento BABELIA del Diario EL PAÍS)


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El misterioso manuscrito de El Libro Rojo, que el autor no quiso incluir en sus Obras completas, fue publicado el año pasado en Estados Unidos y en Alemania. Ahora está en marcha la edición facsímil en español de la "biblia del subconsciente"

El Libro Rojo ha sido un mito entre los entendidos, un secreto guardado bajo llave en la caja fuerte de un banco suizo hasta el pasado otoño. Su autor, Carl Jung (1875-1961), uno de los padres de la psicología moderna, pasó 16 años entregado a un proyecto "secreto" y paralelo a su trabajo como psiquiatra. Años después de haber planteado abiertamente sus divergencias con Freud, una crisis personal le llevó a emprender un viaje interior que plasmó con esmero en un gran volumen encuadernado en piel roja, el llamado Libro Rojo. En las primeras páginas de la misteriosa obra escribe: "En ese momento, el año 40 de mi vida, había alcanzado todo lo que un hombre puede desear en su vida". Los honores, el conocimiento, la familia y el bienestar no eran suficiente. Jung decidió buscar su alma. "Tuve que aceptar que lo que había calificado previamente como mi alma era un sistema muerto".
El doctor suizo se entregó a fondo a sesiones de lo que calificó como "imaginación activa". En una serie de cuadernos negros anotó cuidadosamente cada detalle. Luego transcribió ese material con esmerada caligrafía añadiendo la interpretación de esas imágenes y comentarios acerca de la dificultad que esta interpretación planteaba. Más de dos decenas de ilustraciones, en las que mandalas y psicodelia se mezclan con elementos surrealistas, se intercalan en el texto. Está escrito en latín y alemán, y tiene la apariencia de un códice medieval.
La llamada "biblia del subconsciente", la obra inédita más influyente en la historia de la psicología, ha estado casi un siglo lejos del ojo público. Al fin el misterioso manuscrito fue publicado en otoño de 2009 en Estados Unidos y Alemania. Norton, la editorial que publicó a Freud, está detrás del proyecto a pesar de que uno de sus fundadores (ya difunto) era un furibundo detractor de Jung. Jim Maiers, el editor, cuenta que una extraña carambola hizo que llegara a sus manos una de las copias que estaba en posesión de la familia. "Jung es un ser humano fascinante. Parte del libro me deja perplejo y otra parte no acabo de comprenderla. La parte artística fue lo que más me impresionó en un primer momento", recuerda sentado en su oficina de Midtown.
Maiers luchó denodadamente por la publicación. "Es el libro más caro que hemos publicado", confiesa. Cuando parecía que se quedaban sin fondos, la Fundación Philemon les ayudó a recaudar más. En Suiza escanearon el tomo. La edición facsímil tiene un lujoso papel y está impresa en Módena. Todo esto complica las reimpresiones que tardan en torno a un mes en llegar a las tiendas. Pero mes tras mes, tirada tras tirada, se repite el mismo fenómeno: antes de que un lujoso volumen llegue a las tiendas, por un precio que ronda los 200 dólares, ya está vendido. Incluso se ha agotado una tirada limitada encuadernada en piel, que costaba 25.000 dólares por ejemplar. "Hay muchos seguidores de su obra, pero lo cierto es que las ventas prueban que el fenómeno ha ido más allá. Se habla de Jung mucho más que hace un año", afirma Maiers. En total lleva más de 50.000 ejemplares vendidos en Estados Unidos.
Este año está previsto que salga una versión en español del mismo facsímil, editada por el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA-Fundación Constantini). Con esta publicación el museo argentino lanza un proyecto editorial con el sello El Hilo de Ariadna. Un grupo de traductores trabaja directamente sobre la versión en alemán, bajo la supervisión de Bernando Nante. "Está prevista una primera tirada de 3.000 ejemplares cuyo precio rondará los 220 dólares por copia", afirma desde el museo Soledad Constantini.
¿Qué claves escondía el enigmático manuscrito que el doctor no quiso incluir en sus obras completas? "Los años de los que te he hablado, cuando buscaba las imágenes internas, fueron los más importantes de mi vida", confesó Jung en 1959. Aunque habló de su experimento con su esposa y algunos de sus más estrechos colaboradores, un aura de misterio lo rodeaba. Sus hijos le vieron dibujar y escribir, pero no sabían de qué se trataba. "Para los descendientes de Jung el libro siempre estuvo rodeado de un aura de misterio", escribe en el prólogo a la edición americana Ulrich Hoerni, académico encargado del legado de la familia. Casi 30 años después de haber dejado aparcado El Libro Rojo, Jung lo retomó en 1959. Transcribió nuevos extractos y añadió ilustraciones. También comenzó un epílogo que dejó en medio de una frase. Hoerni sostiene que Jung pretendía publicar el libro, pero que nunca dio los pasos adecuados. Lo cierto es que cuando Jung se embarcó en la publicación de sus obras completas pidió explícitamente que este volumen y los cuadernos negros quedaran fuera. "Los consideraba biográficos y no académicos", dice Hoerni. Los descendientes siguieron al pie de la letra sus designios y mantuvieron El Libro Rojo como "un asunto privado". Hasta 1983 el manuscrito permaneció en la casa del doctor. Ese año los herederos decidieron depositarlo en la caja fuerte de un banco suizo y allí ha permanecido hasta el invierno de 2008. Había cinco copias fotográficas del original en poder de la familia. Eso era todo, o al menos así lo creían. El académico Sonu Shamdasani sorprendió a los herederos al presentarles a mediados de los noventa un borrador casi completo del libro. "Dado el número de borradores inéditos en circulación El Libro Rojo habría llegado al público en cualquier caso en algún momento", recuerda. En el año 2000, no sin encendidos debates, la familia dio luz verde al proyecto. Sonu destaca la influencia que la Divina Comedia de Dante y el Zaratustra de Nietzsche tienen en el viaje de Jung, pero por encima de todo subraya las conexiones y vínculos que este libro establece con las obras completas del psiquiatra. "Se explican mutuamente", señala, aunque advierte que no hay una correlación literal y directa.
Los visitantes del Rubin Museum de Nueva York el pasado otoño tuvieron la posibilidad de ver el manuscrito original. La misma muestra viajó al Museo Hammer de Los Ángeles y este verano está en el Library of Congress de Washington (hasta el 18 de agosto). En Nueva York atrajo a más de 10.000 visitantes y se organizaron varios paneles en los que artistas de varios campos exponían sus reacciones frente al trabajo de Jung. Uno de los más concurridos fue el del guionista de Mad Men, Matthew Weiner. Ante un auditorio abarrotado, Weiner expuso su perplejidad ante una de las ilustraciones, su miedo a acabar en prisión y su obsesión con las puertas. Ahí, dijo, está la clave. "Una puerta es un drama instantáneo". Quizá Jung habría estado de acuerdo.

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