sábado, 25 de septiembre de 2010

"TAN CERCA DE LA VIDA", LO NUEVO DE SANTIAGO RONCAGLIOLO (EL PAÍS, España)


El joven pero ya experimentado Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) que cultivó el thriller político con Abril se interna ahora por el género de la ciencia-ficción tratando el tema de la vida artificial y ha escogido la ciudad de Tokio para desarrollar una extraña historia. Todo empieza como una derivación de la película de Sofia Coppola que a casi todos nos gustó tanto, Lost in Translation, tanto por el escenario, un inmenso hotel que constituye un mundo autónomo que se basta a sí mismo y que, como en la película y en el Tokio real, está provisto de grandes vistas panorámicas sobre la ciudad, como por los personajes, Max, un hombre solitario como Bill Murray que asiste como empleado de una compañía a una convención sobre inteligencia artificial, una lejana esposa con la que mantiene por teléfono escuetas conversaciones y una amiga ocasional. Max resulta un personaje inquietante, no se hace preguntas, ignora su pasado y su futuro y sólo con notable esfuerzo sabe hacerse cargo del presente. De su pasado ignoto brota una frase "hay algo que deberías saber" y una pregunta desoladora "papa, ¿tú me quieres?". En su presente, hay un jefe que le intimida, unos compañeros intratables y la chica, Mai, camarera del hotel, que extrañamente no habla pero mantiene con él relaciones sexuales que el narrador describe crudamente. Roncagliolo consigue crear el ambiente propio de la ciencia-ficción acogiéndose a la tecnología del momento. En principio, el relato se estructura como una alternancia entre escenas desarrolladas en el hotel, durante las jornadas de trabajo, en que los personajes parecen en ocasiones prisioneros y escenas situadas fuera, en el Tokio nocturno pintado como un caos (quizás reminiscencias de Murakami), el lugar de las juergas nocturnas, del sexo y la pornografía, donde hay un gran mercado de enormes peces con "miles de ojos muertos", y donde algunos "atravesaron kilómetros de calles que parecían habitadas por fantasmas". Pero lo de fuera va invadiendo el interior, la supuesta racionalidad de la tecnología que adquiere vida... y muerte y los que parecían vivos, niños cantantes, azafatas, pájaros, son después, ya inservibles, "un camposanto mecánico", todos ellos tirados por los suelos "como perros callejeros".
Roncagliolo, autor de escritura ágil y efectiva, con intención clara de llegar al gran público, consigue crear el ambiente propio de la ciencia-ficción acogiéndose a la tecnología del momento, pero exagerando sus rasgos actuales: por ejemplo, en lugar de móviles hay "asistentes personales". Hábilmente, con frases que intrigan al lector, va tramando su clima de misterio, aunque en ocasiones esto le lleva a exagerar creando enigmas donde no los hay (véanlo en la página 121) y asimismo crea una tensión innecesaria por la insistencia del narrador en dirigirse a Mai con el pronombre "tú", uno no sabe por qué extraña razón. Al tema de la soledad, ya habitual en el autor, se añade el de cómo captamos y comprendemos el mundo real. Diversas estrategias narrativas, la explicación de un experimento filosófico y un símbolo, una rana reflejada en un estanque, ofrecen datos para abordar esta cuestión. Ya lo dice el título: existe lo real o la vida y algo que está muy cerca, su reflejo.

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