sábado, 14 de mayo de 2011

PAUL McCARTNEY, EL MAGNO



Tuve la suerte de tener hermanos mayores con un estupendo gusto musical (en realidad no tan mayores).
Y ser iniciado en el rock & pop desde temprano.
A estas alturas de mi vida, confieso que fue un privilegio ser el hermano menor sometido a la dictadura musical fraterna. Me volví un agrandado musical frente a mis amigos del colegio; y ejercí esa misma dictadura -con prudencia y cariño- con mi querido hermano menor Héctor. 
En los años 70, en mi casa del barrio de Salamanca de Monterrico (un hogar de clase media), los gustos musicales de mis padres (nueva canción italiana, boleros, criollo, nueva ola, Sonora Matancera, Pérez Prado) y los gustos de mis hermanos mayores -Patricia y Hugo- quienes profesaban admiración total por The Beatles, Chicago, Queen, Elton John, The Eagles, Billy Joel, terminaron por tallar mi melomanía. 
El rock n roll es mi cultura y mi dentidad, como recita Miguel Ríos.
En Lima, entre los años 71 a 80, uno podía descubrir en la radio voces y musicos notables (y speakers notables, también). A mis hermanos y a mi nos gustaba Paul McCartney. Poco sabíamos de Los Beatles (ya no existían más, oíamos Beatlemanía por Radio Atalaya); pero McCartney nos recordaba con su continuidad en el dial de la AM, que hubo una vez un grupo notable; productor de epifanías musicales, de rocanrol, de experimentación y de melodismo.
Recién disfrutamos de la voz y presencia de los Beatles a través de sus películas A hard day`s night y Help, ambas dirigidas por Richard Lester, cuando fueron pasadas por el Canal 4 en su programación dominical estelar de los años 70.
 Paul -entre los años 74 a 76- era como un hermano mayor (en realidad tenía la edad de mis padres), un tío carismático que hacía música tremendamente eufónica, ya rock, ya baladas románticas.
Me volví oficialmente fan de los Beatles la mañana del 09 de diciembre de 1980, cuando  el mundo se enteró que el ex beatle John Lennon había sido asesinado a balazos en la puerta de su edificio de departamentos en Nueva York. Fue "el día que la música murió" de nuevo.
Desde entonces no soltamos ese sonido. Hubo modas (el disco, la new wave, el rap, todos los venenos tropicales de los 80 y 90) y nunca renunciamos ni claudicamos en nuestra pasión por la música de Los Fab Four y por sus trabajos solistas. Nos hicimos de las ediciones oficiales en cintas, CDs, Remasters en Mono y en Stereo, libros, películas, DVDs, afiches, etc...
Enriquecimos nuestra apreciación musical en la Universidad, a través de los amigos, los libros, las experiencias, el cine. Y luego de la desaparición física en 2001 de ese genio musical llamado George Harrison (el beatle silencioso) y de la presencia esporádica de Ringo Starr en algún disco; veíamos lejana, quiméricamente, la posibilidad de una visita de McCartney al Perú. Era más fácil que el país se convirtiera en la sede de la Copa del Mundo o en un polo de desarrollo económico o humano.
Pasaron los años. Las plagas bíblicas. Las reivindicaciones. Las nieves del tiempo. Ocurrió el crecimiento económico. Y en 2007, cuando Lima se convierte en una plaza los grandes artistas del rock, la lírica, la música sinfónica, el jazz etc, volvió a nosotros este sueño recurrente.
Por fin, el lunes 09 de mayo de 2011 Paul McCartney actuó por primera vez en el país; en el Estadio Monumental y ofreció uno de los más grandes conciertos de rock que esta ciudad haya visto jamás. Por ahí, unos peldaños abajo, podría estar el concierto del ex bajista de Pink Floyd, Roger Waters; y el show del ex líder de Genesis, Peter Gabriel (dicen que el trío Emmerson, Lake & Palmer, ofreció una noche inolvidable en el Muelle Uno, allá por los años 90). Pero lo de McCartney, el lunes último, fue superlativo.
Estuvimos allí; como también anduvimos en el Estadio Monumental de River Plate, en el Barrio de Nuñez, en Buenos Aires, el 10 de noviembre de 2010, el show del Up and Coming Tour..
En ambos conciertos vimos a un artista en la plenitud de condiciones vocales, musicales y físicas. A lo largo de casi tres horas, McCartney abordó 50 años de música (con Los Beatles, Los Wings y sus experiencias en solitario). Certificamos la calidad del sonido; el trabajo de puesta en escena y el virtuosismo musical de la banda de apoyo. Y que largamente el show de Lima fue el mejor. El público peruano se conectó más que el porteño: hubo más espontaneidad, expectativa, criollismo, cultura, civismo. Y ocurrió en el Perú.
Sueño hecho realidad. El beatle Paul, el de la mejor performance en vivo a través de la historia. El melodista, el músico múltiple, el zurdo genial, autor de The Long and Winding Road, Here There and Everywhere, Maybe I m amazed, Helter Skelter, My Love. Uno de los mejores bajistas del rock (al lado de Roger Waters, John Paul Jones, John Enwistle, Jack Bruce y Noel Redding); una de las grandes voces en este negocio (Elvis, Little Richard, Roy Orbison, Mick Jagger, Eric Burdon, Robert Plant, Ian Gillian, Bono, Freddy Mercury, James Brown); el de la firma Lennon & McCartney, en las ediciones de la casa editora Northern Songs.
James Paul McCartney Stanley habitó entre nosotros.
Qué más se puede pedir.
Oscar Contreras Morales.-


LA MAGIA EVOCADORA DE PAUL McCARTNEY
Escribe: Rogelio Llanos


Treinta y tres canciones en una noche hermosa. Entre el Hello Goodbye con el que inició el concierto y un Sgt Pepper´s Lonely Hearts Club Band prolongado en un nostálgico The End, rock and roll potente, tiernas baladas, sentidos homenajes a los viejos amigos que se fueron. Paul McCartney, cantó, tocó el bajo, el piano, la guitarra acústica y emocionó. Sólo o con su banda, Paul mostró la grandeza de los maestros: sencillez, talento, entrega generosa.
Nada casual que iniciara su presentación con Hello Goodbye. Un saludo breve, pero cálido, a un país que lo acoge con cariño casi cincuenta años después de su nacimiento musical, cincuenta años desde que las voces e instrumentos de Paul, John, George y Ringo cambiaron de manera radical la manera de crear, interpretar y escuchar la música popular.
Ese joven de mirada pícara y actuar juguetón que corría y corría junto con sus compañeros, perseguido por las jóvenes fascinadas con su música y su imagen y que Richard Lester testimoniara en A Hard Day´s Night, estaba ahora en Lima, cincuenta años después, en un escenario de pantallas gigantes y luces multicolores, construido con toda la parafernalia electrónica para la ocasión.
Ese joven con espíritu de niño que con su música y sus canciones hizo las delicias de nuestros años mozos, era ahora el hombre que, con muchos arañazos en el corazón, pero con el espíritu templado como para seguir componiendo canciones de vitalidad contagiante, estaba ahora sobre el escenario flanqueado por dos guitarristas de estirpe y cubierto desde atrás por una batería de tambores cuyo tan tan nocturno fue una suerte de convocatoria a esos años esenciales que cambiaron la faz del mundo.
Nada casual que su primer encore lo concluyera con Get Back. Sí, porque pronto regresó al escenario para hechizar a su público con el clásico Yesterday, remecer, luego, los cimientos del Monumental con un poderosísimo Helter Skelter y concluir finalmente con el Sgt Pepper-The End.
Revisar los temas que Paul interpretó la noche de ayer, es recorrer su obra musical como Beatle, como líder de The Wings y de la banda que ahora lo acompaña. Selección exquisita. Combinación equilibrada de ritmos. Lucimiento de una banda sólida y cómplice. Cómplice en la música, cómplice en la broma. ¿Quién no gozó con el arreglo musical en vivo y en directo del olé, olé ole, Paul, Paul? Tras escuchar atentamente la tonada que el público coreaba, y gesticular y bufonear un poco, McCartney se animó a ponerle música. Con el bajo electrónico en ristre, inclinó el cuerpo hacia adelante, rasgueó las cuerdas, marcó la pauta y las guitarras y la batería lo siguieron en una sincronización perfecta, mientras los cuarenta y tantos mil espectadores cantaban a voz en cuello y los corazones desbordaban alegría.
Podríamos hablar de cada uno de los temas que McCartney nos regaló anoche, pero de ello seguramente ya habrán dado cuenta los cronistas y críticos de música. Esta nota sólo pretende decir lo felices que fuimos ayer, viendo a uno de nuestros ídolos de niñez y juventud, y al que ahora apreciamos con la serenidad y calidez de la estación otoñal.
Ciertamente, saltamos, bailamos, gritamos, aplaudimos, cantamos…y también nos emocionamos intensamente con la bellísima versión acústica de Blackbird y la siempre vitalísima Hey Jude. Siendo joven, cuántas veces disfrutamos de la exuberancia del genial álbum blanco y cómo nuestro corazón vibraba de emoción al escuchar los delicados sonidos y la hermosa voz de Paul en Blackbird. Lo que escuchábamos ahora no era un disco. El cantante estaba ante nuestros ojos. Escuchábamos fascinados la tonada, enternecidos, llenos de recuerdos, sin poder apartar la vista de aquel cuya voz tantas veces habíamos escuchado y tantas veces nos había emocionado. Paul McCartney dejó de ser sólo un nombre o una fotografía, cuya voz registrada en los surcos de los viejos long plays, nos encandilaba con sus bellas melodías. Paul McCartney era un ser de carne y hueso que ahora se esforzaba por regalar a un público completamente entregado a él, lo mejor de su trabajo, lo mejor de su arte. Y nosotros estábamos allí para escucharlo, para admirarlo, para quererlo más.
Siendo joven fuimos incondicionales de The Beatles. Los años pasaron y The Band y The Last Waltz, su canto de cisne, cambió nuestra vida. Sobre los viejos discos de The Beatles empezó a acumularse una ligera capa de polvo. Bastaba, sin embargo, escuchar en la radio una de sus composiciones, cualquiera de ellas, para ir en busca del disco olvidado y aceptar su amable invitación a vivir, una vez más, esa experiencia reconfortante y plena de promesas como era la revisión exploratoria de aquel universo construido de imágenes nostálgicas y evocadoras.
Tal vez nunca les llegamos a perdonar que cada uno marchara por su lado. Y por eso, siendo cada uno de ellos diferente a los otros, siempre sobre imprimimos sobre sus imágenes individuales, la del grupo bienamado, la de la banda entrañable.
Band on the Run, cuya inspirada versión del concierto siguió a Something –hermoso homenaje al genial George Harrison- fue en su momento –por su fuerza, por su originalidad- el golpe emocional que nos recordó siempre –y anoche tanto como ayer- que Paul (como cualquiera de los otros tres) antes que nada, era un Beatle y lo seguiría siendo toda su vida.
Anoche, Paul, con su voz invicta, nos transportó en el tiempo hacia ese pasado entrañable de ocio y horas y horas sin fin al lado del tornamesa, escuchando y viendo girar a 33 1/3 revoluciones por minuto, All my Loving, Eleanor Rigby, Obla Di Obla Da, Back in the USSR, Paperback Writer, Let It Be, Something y todas aquellas canciones que hicieron de los cuatro de Liverpool la banda más famosa e influyente del mundo. ¿Tienes idea, Paul, de cuánta felicidad has brindado, con tu mágico quehacer, a tanta gente en esas casi tres horas de recital? (1)
El concierto de Paul McCartney fue para nosotros el reencuentro con la música de aquellos años plenos de ilusiones, de soles brillantes, matinées excitantes y veranos de horas de playa interminables. Pero fue también el reencuentro con ese pedazo de historia musical que nos marcó a fuego, que encendió nuestro corazón y enrumbó nuestro gusto musical por la senda gloriosa del rock and roll.
Lima, 10 de mayo de 2011
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Notas.

(1) Del concierto nos llevamos un pequeño trofeo: el set list (o lista de canciones) que sirvió de guía a Paul (ver fotografía). La lista completa de canciones fue la siguiente:

1.Hello Goodbye
2.Jet
3.All My Loving
4.Letting Go
5.Drive My Car
6.Sing the Changes
7.Let Me Roll It
8.The Long and Winding Road
9.1985
10.Let´em In
11.I’ve Just Seen a Face
12.And I Love Her
13.Blackbird
14.Here Today
15.Dance Tonight
16.Mrs. Vandebilt
17.Eleanor Rigby
18.Something
19.Band on the Run
20.Obla Di Obla Da
21.Back in the USSR
22.I Gotta Feeling
23.Paperback Writer
24.A Day in the Life – Give Peace a Chance
25.Let It Be
26.Live and Let Die
27.Hey Jude

(Primer Encore)

1.Day Tripper
2.Lady Madonna
3.Get Back

(Segundo Encore)

1.Yesterday
2.Helter Skelter
3.Sgt. Pepper – The End

1 comentario:

  1. Yo no sabía nada de la música de Paul hasta que una vez estando en el hotel conrad miami me lo crucé y vi que había todo un alboroto alrededor de él por lo que me llamó la atención, le pregunté a una amiga quién era y me comentó, me sentí intrigada causa por la cual me compré un cassette de él (otras épocas, jejej) y me fascinó completamente, lo conocí de veinteañera, tarde, pero es mejor que no haberlo conocido en absoluto, no??
    Saludos

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