domingo, 31 de julio de 2011

CEGADORA LUZ NOSTÁLGICA DE CABO BLANCO (*) por Mirko Lauer para el Diario LA REPÚBLICA

     
       
 
 

Hasta que aparecieron los tablistas con fuerza, la leyenda de Cabo Blanco estaba en más de un sentido hundida entre rigores de arena salitrosa y arcilla amarillenta, al pie de un serpentín de trocha afirmada. Así relatamos nuestra llegada allá Inés Cook, Mario Montalbetti y yo en un texto de 1979: “Por un trecho de la ruta nuestro norte es Papá Hemingway y la esperanza de encontrarlo en Cabo Blanco. Pero en C.B. no hay nadie: el maestro secundario socialista que administraba la decadencia ya partió; los merlines, cansados de picar, buscaron otras costas; los peces gordos yanquis olvidaron el lugar. Ahora todo es de la Occidental Petroleum. Tomamos nota y seguimos de largo”.

En lo esencial Cabo Blanco Fishing Club, el vibrante libro de José Schiaffino, es una exitosa operación de rescate, y trata de gigantescos peces espada & merlines negros acercándose a pequeños botes frente a los que van a morir, en un mar de textura tropical, de millonarios obcecados por pescarlos, y sobre cómo desapareció entre las arenas un lujoso sports-oasis de los años 50, casi extraterritorial, al extremo de la costa norte peruana. Lo demás es pura, deliciosa circunstancia. Pero si los personajes llegaron atraídos por la leyenda de los peces, estas páginas en cambio persiguen un encanto inasible antes de que él termine de esfumarse: uno de los últimos desiertos silenciosos del Pacífico Sur.
Schiaffino nos cuenta que el club que fundó Enrique Pardo Heeren para sus colegas fanáticos de la pesca de altura nunca tuvo más de 20 socios, con el anfitrión como único peruano. Estas páginas permiten escuchar a los aviones acercándose a tierra en sus vuelos directos Florida-Talara, y luego partir. Pero sobre todo nos dejan percibir el sigilo plutocrático de toda la operación: si Ernest Hemingway no hubiera venido invitado a pasar un mes pescando frente a Cabo Blanco y filmando escenas útiles para El viejo y el mar (1952), paradójicamente un relato breve sobre pesca popular en Cuba, el secreto de esta exclusiva caleta quizás se hubiera mantenido, por lo menos hasta la llegada de los tablistas decenios más tarde.
La historia del club la protagonizan personas sobre las que no llegamos a saber casi nada práctico. Solo sus nombres, algunos rostros al paso, que eran ricos, y que estaban dispuestos a cruzar medio mundo para hundir sus anzuelos en el punto adecuado del azul. Pardo, de cuyos archivos procede una parte de esta obra, solo conservó la documentación más institucional de la vida del Cabo Blanco Fishing Club. No abundan las conversaciones en estas páginas, ni los apuntes personales ni los episodios memorables. Todo es sobre el ambiente, que Schiaffino recrea con maestría: nos hace socios todo lo que dura la lectura, y después. Lo único que suena sobre el mar son los carretes de las cañas en movimiento y los saltos de los peces contra el aire. Del bar recogemos una sospecha de noches dedicadas al comentario deportivo y de negocios, scotch y bourbon, pisco sours, por supuesto, y uno que otro capitán (tres partes Cinzano dulce, una parte pisco). Al final son las fotografías de los enormes animales colgados boca abajo de un teckle sobre el muelle las que cuentan la historia más precisa.
Aunque son un género claramente distinto, a la distancia en el tiempo los amigos yanquis de Pardo se confunden con las bandadas de expatriados que salieron a buscar culturas de paz y misterio por todo el mundo luego de haber ganado la Segunda Guerra Mundial. Talara era un desierto salitroso casi deshabitado, donde habían naufragado algunas haciendas, y ya asomaba el petróleo, el lugar perfecto a donde llegar, pescar y luego partir sin dejar huella: solo los pescadores y el personal de servicio local. Para los visitantes el escenario hubiera podido estar en cualquier lugar, y en esa medida Schiaffino se asoma a una tierra de nadie, que es la crónica personal de Enrique y Rita Pardo, la pareja que fundó el club. Papeles que no fueron pensados para la publicación, sino para la evocación.
Las arenas lejanas atraen. En 1944 se había construido al sur de Lima el Hotel Paracas al borde del tablazo de Ica, una probable inspiración para el local que construyó Pardo. Los estilos bungalow tropical con techos de bambú luego serán imitados por el Club Waikiki, el desaparecido Club Samoa y otros. Cuando uno mira esos bungalows es imposible no recordar la cabaña de bambú montada sobre la balsa Kon Tiki, que en 1947 pasó por el Pacífico mar adentro pero a la altura de Cabo Blanco, camino del archipiélago de Tuamotu. Un poco más allá Heyerdahl registra en su diario: “Antes del mediodía vimos a un enorme pez espada acercándose a la balsa cerca de la superficie. Las dos puntiagudas aletas estaban a seis pies una de otra, y la espada parecía casi tan larga como el cuerpo. Trazó una curva cerca del piloto y desapareció entre la espuma”.

­­­(*) Prológo a José Antonio Schiaffino, Cabo Blanco Fishing Club, edición de autor, 2011.

sábado, 30 de julio de 2011

FESTIVAL DE CINE DE LIMA, RECOMENDAMOS....



LA BELLA HEDY LAMARR (Diario EL PAÍS, España)

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

http://www.elpais.com/articulo/portada/Hedy/Lamarr/extasis/aguja/elpepuculbab/20110730elpbabpor_66/Tes


Por Manuel Vicent.-

Hedwig Eva Maria Kiesler, conocida como Hedy Lamarr, fue tenida en su tiempo como la mujer más bella del mundo y ha pasado a la historia del cine por ser la primera actriz que se exhibió totalmente desnuda en la pantalla e interpretó un orgasmo con el rostro en primer plano. La película se llamaba Éxtasis. Fue rodada en Praga por el director Gustav Machaty, en 1932. Hedwig tenía 16 años. Éxtasis y yo es también el título de sus memorias eróticas, un libro escrito desde la inteligente amoralidad de una mujer fascinante, más allá del bien y del mal, donde cuenta uno a uno la cantidad de cuerpos masculinos, espléndidos, borrachos, idiotas, que rolaron sobre su alma a lo largo de su vida.

Hedy Lamarr, nacida en Viena en noviembre de 1914, hija de padre banquero y de madre pianista, ambos judíos, fue una chica superdotada que estudió ingeniería, pero atraída por la fascinación del teatro a los 16 años dejó las ciencias y se fue a Berlín a trabajar con el famoso director Max Reinhardt. Su extraordinaria belleza comenzó muy pronto a causarle más problemas que ventajas. Cuando de niña salía de casa para ir al colegio cada mañana le esperaba un exhibicionista distinto detrás de un arbusto con el gabán abierto y siendo adolescente soportó varios intentos de violación, alguno de ellos consumado, por ejemplo el realizado por el novio de una amiga al que la propia amiga incitó para poder contemplar la violación mientras se fumaba un cigarrillo egipcio. Poseía un alma hipersexuada, según propia confesión, sin ningún complejo frente al placer, pese a todo no comprendía por qué despertaba en los hombres sólo deseos carnales perentorios y ninguna admiración por su talento, que al parecer iba más allá de la belleza de su cuerpo. Aunque lo odió hasta la muerte, Hedy Lamarr siempre recordó que Hitler fue casi el único que le besó con delicadeza la punta de los dedos en aquellos salones donde esta inquietante judía se movía en los años treinta.

El rodaje de la película Éxtasis incluía una secuencia de 10 minutos en que la protagonista debía atravesar desnuda la floresta de un bosque hasta sumergirse en un lago. El director le había prometido que las cámaras la tomarían de lejos, desde el alto de una colina, con una imagen esfumada. Hedwig Kiesler después de algunas dudas aceptó, pero su cuerpo fue captado con teleobjetivo y apareció en pantalla a pocos metros de distancia. Después tuvo que interpretar la expresión de un orgasmo mientras el actor Aribert encima de ella la besaba. En esta escena el director solo consiguió un resultado aceptable apostándose debajo de la pareja y pinchándole las nalgas a la chica con un alfiler, de forma que el dolor le liberara un grito y un espasmo en el rostro que el espectador confundía con el éxtasis. Este orgasmo la hizo mundialmente famosa.
El magnate Fritz Mandl, uno de los hombres más ricos del mundo, propietario de las Hirtenberger Patronenfabrik Industries, una siderurgia que fabricaba municiones de guerra, comparable a la de Krupp, abducido por la belleza de la Hedwig pidió permiso a su progenitor para cortejarla, aunque de hecho la compró mediante una descarga erótica de joyas y oro macizo. Poco después se produjo el pase de Éxtasis en el festival de Venecia. Mussolini exigió ver la película en privado por el morbo que la acompañaba y precedida del escándalo se estrenó después en Viena ante un público cuajado de personalidades. En el patio de butacas estaban los padres de la estrella y Fritz Mandl, su flamante marido. Cuando empezó la proyección ninguno de ellos daba crédito a lo que veían sus ojos.
Rodeados de amistades de la más alta alcurnia austriaca los padres contemplaban a su adorada criatura corriendo desnuda por un bosque hacia un lago donde se zambullía y luego nadaba de espaldas dejando sus pechos a flor de agua. Su marido, cuya prepotencia era similar al veneno de sus velos, asistía a esta función rodeado de los socios de su empresa, con la protagonista sentada a su lado. Todos podían ver a su joven y bellísima esposa interpretando el papel de una muchacha de 17 años, llamada Eva, que se había casado con un hombre mayor, que no conseguía consumar el matrimonio en la noche de bodas. Una mañana un joven ingeniero llamado Adán espió a Eva mientras se bañaba en el lago. Ella había dejado las ropas atadas a la silla de una yegua, junto a otro caballo. Se destapa de repente una tormenta, los dos animales se desbocan, Adán trata de ayudar a Eva y ambos se refugian en una cabaña. Hacen el amor y en el orgasmo simbólicamente ella rompe su collar de perlas, el humo del cigarrillo trazaba una espiral alrededor de su cuello y ella simula gritar de placer porque en ese momento el director le pinchaba las nalgas con un imperdible. Los padres abandonaron el patio de butacas. A partir de ese día su marido encerró a Hedwig en casa bajo llave que guardaba la criada, solo permitía que se bañara en su presencia y cuando no la llevaba de fiesta, a las reuniones sociales donde la exhibía como una pieza de caza, la dejaba atada al pie de la cama como a una perra.
Durante los dos años que duró este secuestro Hedwig Eva Maria tuvo tiempo de reemprender los estudios de ingeniería y puesto que asistía con su marido a reuniones, cenas y viajes en los que se trataba de nuevas tecnologías para armamentos ella por su cuenta inventó una fórmula, el llamado espectro expandido, una técnica de conmutación de frecuencias que posteriormente se usó para proteger la dirección de los misiles. Este invento de Hedy Lamarr fue patentado en 1940 y todavía hoy tiene aplicación. Hizo posible por primera vez la trasmisión de señales secretas sin poder ser interferidas, se utilizó en Vietnam y en la crisis de los misiles en Cuba.
Para huir de su secuestro Hedwig tuvo que seducir y acostarse con la criada, quien le facilitó la salida del palacio una noche mientras el prepotente Fritz Mandl estaba de viaje. Llegó a París en automóvil, con un solo vestido, con los bolsillos llenos de joyas, perseguida por los guardaespaldas de su marido. Logró escabullirse hasta refugiarse en Londres y embarcarse en el trasatlántico Normandie rumbo a Nueva York y durante la travesía conoció y sedujo al productor de Hollywood Louis B. Mayer, de la Metro, y con él pactó su futuro. La protegió, la bautizó con el nombre Hedy Lamarr y la convirtió en una estrella.
Muchos la recuerdan por la película Sansón y Dalila, la única que le dio fama. Tuvo mala suerte. Rechazó el papel de protagonista en Luz de gas y en Casablanca. También estuvo a punto de rodar Lo que el viento se llevó. Aunque apareciera en pantalla siempre envuelta en sedas era la primera mujer que los espectadores siempre veían desnuda. Se casó tres veces. Tuvo tres hijos. Atravesó innumerables cuerpos masculinos y femeninos, de maridos y amantes, galanes y productores. Uno le disparaba con el revólver sobre sus pendientes cuando estaba borracho; otro se fabricó una muñeca hinchable que era la réplica exacta de Hedy y la usaba cuando ella se negaba a complacerle, otro se acostó con la criada en la misma cama mientras Hedy dormía. Siempre era más inteligente que el hombre que la acompañaba y más hermosa que la mujer de su amigo. Fue la señorita más bella y rica de Viena, pasó a ser el animal más deseado de Hollywood, pero no la mejor actriz debido al lastre de su belleza. La cleptomanía la llevó varias veces a la cárcel. Tenía a sus pies a todos los millonarios del mundo, pero no podía evitar robar un cepillo de dientes en unos grandes almacenes. Algunos misiles disparan hoy bajo su nombre. Era aquella chica que le cortó el pelo a Sansón.

viernes, 29 de julio de 2011

DE DIOSES Y HOMBRES de Xavier Beauvois (www.otroscines.com)


De dioses y hombres (Des hommes et des dieux, Francia/2010). Dirección: Xavier Beauvois. Con Lambert Wilson, Michael Lonsdale, Olivier Rabourdin, Jacques Herlin, Loïc Pichon, Jean-Marie Frin y Philippe Laudenbach. Guión: Xavier Beauvois y Etienne Comar. Fotografía: Caroline Champetier. Edición: Marie-Julie Maille. Diseño de producción: Michel Barthélémy. Distribuidora: EE. Duración: 122 minutos. Salas: 12 (Patio Bullrich, Cinemark Palermo, Cinemark Puerto Madero, Cinemark Adrogué, Showcase Norte, Showcase Belgrano, Belgrano Multiplex, Arteplex Belgrano, Lorca, City General Paz, Paradiso de La Plata y Sunstar San Isidro).

Escribe Josefina Sartora.-
http://www.otroscines.com/criticas_detalle.php?idnota=5552&PHPSESSID=37292c8b1cfa95281a0eea5131ab32fe

Son dioses, hijos del Altísimo, sin embargo,

morirán como hombres y caerán como príncipes.

Me resultó sorprendente, la primera vez que vi este film, encontrar una obra que, lejos de enfocar desde su aspecto político un problema como la presión y violencia ejercida sobre ocho monjes franceses en plena guerra civil de Argelia, se detuviera específicamente en su aspecto religioso. El cine ha derivado últimamente hacia los temas inmanentes, cuando no banales y superficiales, y el crítico ya está horadado por el cinismo imperante en la actualidad. Por esas razones la aclaración. Estamos ante una película religiosa como pocas, auténtica en su espiritualidad, con un respeto por la vocación, con una creencia en la fe insólitas en estos tiempos en que el cine suele bromear con la iglesia, cuando no la ataca frontalmente.
El film del francés Xavier Beauvois -ganador del Gran Premio del Jurado en Cannes 2010 y del Cesar a la mejor película, entre muchos otros galardones- retrata una pequeña comunidad de monjes católicos con una reverencia inusitada. Maneja el ritmo con pericia admirable, pautado por el desarrollo de las tareas cotidianas a las que se dedica ese grupo de hombres: la más importante, la atención de los aldeanos por parte de Luc, el médico (el excelente y viejo conocido Michael Lonsdale), la producción de miel, el trabajo en la huerta y en los campos, la cocina, y, marcando el pulso rítmico entre uno y otro episodio, las escenas de cánticos litúrgicos y rezos silenciosos en la capilla. Christian, el líder (Lambert Wilson), tiene a su cargo la coordinación del grupo y la relación con los líderes musulmanes de la aldea que rodea el monasterio, ubicado en lo alto de un cerro de los montes Atlas.
Rodeados de un estallido de violencia (por un lado, un grupo guerrillero invade el monasterio dos veces para pedir auxilio médico y, por otr,o el ejército, conociendo estos hechos, primero les ofrece protección y luego los urge para que vuelvan a Francia), los monjes viven en un estado de amenaza permanente. Si bien la escena de la última cena tiene un enorme impacto emotivo, prefiero como sobresaliente el momento en que un helicóptero sobrevuela el monasterio, ominosamente, mientras los monjes cantan más fervorosamente que nunca, entrelazados, orando por su vida.
Verdadero cuerpo social, esos monjes trapenses debaten el principio de comunidad, discuten sus distintas opiniones, entre irse o permanecer. Quienes temen por su vida serán de a poco convencidos por los otros, los que creen que huir es morir, que su tarea allí no ha terminado, y saben que ellos representan el sostén de la colectividad árabe que los rodea. En esa comunidad hay variados tipos, no falta el que siente flaquear su fe, como Christophe (Olivier Rabourdin), en plena crisis de silencio de Dios, ni el de firmes convicciones, como Luc, factor de decisión y determinación en el grupo. Michael Lonsdale aporta toda su contundencia para un rol consagratorio, si es que aún le hacía falta. Pero en este film coral, todas las actuaciones son extraordinarias. Y la fotografía de Caroline Champetier es tan expresiva en los planos medios de los monjes como cuando toma esas panorámicas del paisaje circundante.
El punto de apoyo de De dioses y hombres es su aspecto religioso, tema al cual no estamos acostumbrados hoy. Los monjes creen en la palabra de Jesús, (“Quien desea conservar su vida la perderá, y quien la pierda, la conservará”). Toda vez que se reúnen en la capilla, los cánticos y rezos están relacionados con el acontecer. Los monjes serán mártires “por amor y fidelidad”.
Es interesante la cita de Pascal en boca de Luc: “Los hombres jamás hacen el mal tan completa y alegremente como cuando lo hacen por convicción religiosa”. Por otra parte, en estos momentos de candente anti islamismo en el mundo occidental, se establece en el film una diferenciación explícita entre el Islam y quienes lo distorsionan.
Aunque por cierto hay elementos de la actualidad, aunque hay referencias claras a la responsabilidad del colonialismo francés en la violencia imperante, aunque se trata de hechos que tuvieron gran repercusión en Francia en los ´90, el film transmite cierta atemporalidad, se presta a la sugerencia de que ese estado de cosas no tiene fecha ni lugar determinado, es universal y permanente. Y que siempre existen almas religiosas como éstas, entregadas a una vida diferente.

VENECIA 2011

 
 
 
 

A continuación, todas las películas que se proyectarán (del 31 de agosto al 10 de septiembre) en la edición número 68 de la Mostra Internazionale D'Arte Cinematografica de la Biennale di Venezia -cuyo presidente del jurado este año es Darren Aronofsky-, uno de los certámenes cinematográficos más importantes del mundo.

EN COMPETENCIA

The Ides Of March, George Clooney (Estados Unidos) [Film de apertura]
Tinker, Tailor, Soldier, Spy, Tomas Alfredson (Reino Unido/Alemania)
Wuthering Heights, Andrea Arnold (Reino Unido)
Texas Killing Fields, Ami Canaan Maan (Estados Unidos)
Quando La Notte, Cristina Comencini (Italia)
Terraferma, Emanuele Crialese (Italia/Francia)
A Dangerous Method, David Cronenberg (Alemania/Canadá)
4:44 Last Day On Earth, Abel Ferrara (Estados Unidos)
Killer Joe, William Friedkin (Estados Unidos)
Un Ete Brulant, Philippe Garrel (Francia/Italia/Suiza)
A Simple Life (Taojie), Ann Hui (China/Hong Kong)
The Exchange (Hahithalfut), Eran Kolirin (Israel)
Alps (Alpeis),Yorgos Lanthimos (Grecia)
Shame, Steve McQueen (Reino Unido)
L’ultimo Terrestre, Gian Alfonso Pacinotti (GIPI) (Italia)
Carnage, Roman Polanski (Francia/Alemania/España/Polonia)
Chicken With Plums, Marjane Satrapi and Vincent Paronnaud (Francia/Bélgica/Alemania)
Faust, Aleksander Sokurov (Rusia)
Dark Horse,Todd Solondz (Estados Unidos)
Himizu, Sion Sono (Japón)
Seediq Bale, Wei Te-Sheng (Taiwan)

FUERA DE COMPETENCIA

Vivan las Antipodas!, Victor Kossakovsky (Alemania/Argentina/Holanda/Chile/Rusia)
La Folie Almayer, Chantal Akerman (Bélgica/Francia)
The Sorcerer And The White Snake (Baish Echuanshuo), Tony Ching Siu-Tung (China/Hong Kong)
Giochi D’estate, Rolando Colla (Suiza/Italia)
La Desintegration, Philippe Fauchon (Bélgica)
The Moth Diaries, Mary Harron (Canadá/Irlanda)
Alois Nebel, Tomas Lunak (República Checa/Alemania)
.E., Madonna (Reino Unido)
Eva, Kike Maillo (Reino Unido)
Scossa, Francesco Maselli, Carlo Lizzani, Ugo Gregoretti, Nino Russo (Italia)
La Cle Des Champs, Claude Nuridsany, Marie Perennou (Francia)
Il Villaggio Di Cartone, Ermanno Olmi (Italia)
Wilde Salome, Al Pacino (Estados Unidos)
Tormented, Takashi Shimizu (Japón)
Contagion, Steven Soderbergh (Estados Unidos)
Marco Bellocchio,Venezia 2011, Pietro Marcello (Italia)
La Meditazione Di Hayez, Mario Martone (Italia)
Tahrir 2011,Tamer Ezzat, Ahmad Abdalla, Ayten Amin, Amr Salama (Egipto)
The End, Collectif Abounaddara (Syria)
Vanguard, Colleftif Abounaddara (Syria)
Evolution (Megaplex)(3D), Marco Brambilla (Estados Unidos)
Damsels in Distress, Wilt Stillman (Estados Unidos) [Film de cierre]