martes, 30 de agosto de 2011

SE CONFIRMAN 06 PRESENTACIONES DE ROGER WATERS EN BUENOS AIRES (Varios

 
 

Ojalá un alma caritativa se apiade de los melómanos y de los miles de admiradores de Pink Floyd; y gestione la venida al Perú -nuevamente- del gran Roger Waters.
Están confirmadas varias fechas de su maravilloso espectáculo ROGER WATERS THE WALL LIVE TOUR 2010-2012 en Santiago de Chile, Buenos Aires, Porto Alegre, Sao Paulo y Río de Janeiro el próximo marzo de 2012.
Su show de 2007, en la Explanada del Estadio Monumental, donde interpretó los grandes temas de Pink Floyd y el Álbum THE DARK SIDE OF THE MOON en su integridad, es el mejor que vimos en nuestra vida.
Oscar Contreras Morales.-

SEIS FUNCIONES


El ex líder y uno de los creadores de la emblemática banda Pink Floyd, volvió a agregar otra fecha más en el estadio de River Plate para el 2012 en su gira “The Wall Live Tour”. La fecha tendrá lugar el 16 de Marzo y la venta será desde el próximo martes 30 de Agosto.
Primero se anunciaron las fechas 7 y 9 de Marzo de 2012 y luego de algunos problemas de compra por Internet y largas colas en el Monumental y La Trastienda en Buenos Aires, las entradas se agotaron en pocas horas.
Fue por tal motivo que se decidió agregar otro show (12 del mismo mes) para alivio de los fanáticos. No fue suficiente. Se agotó todo tan rápido que se agregaron dos shows más, para el 10 y 14.
En este caso, la demanda continuó y la oferta también, ya que la productora musical encargada de la visita de Roger Waters confirmó el sexto show, para el 16 de Marzo, las cuales saldrán a la venta el próximo martes 30 de Agosto con la misma modalidas que las anteriores.
De esta manera, Roger Waters, padre del famoso disco 'The Wall' (lanzado en 1979), supera a los Rolling Stones cuando llegaron de la mano de Voodoo Lounge Tour en 1995 y con Bridges to Babylon Tour en 1998.
Los precios varían entre los 160 y 2.100 pesos sin contar los recargos, lo que hace que los precios reales y finales sean en realidad entre 180 y 2.400 pesos.
La gira lleva aproximadamente un año de gira, pasando por Estados Unidos y Europa, recaudando cerca de 90 millones de dólares a lo largo de 56 espectáculos hasta el momento.
No es momento de analizar y dar detalles sobre el particular show que brinda el ex Pink Floyd, lo cual quedará para más adelante, pero es momento de aprovechar y estar atentos para conseguir entradas para el último show de la gira por Argentina, ya que un día más tarde tiene confirmado un show en Porto Alegre, Brasil, según se informa en la página oficial del músico.

Por Julián Guevara
Fuente: Reporte Platense
Más información: http://reporteplatense.com.ar/

-------------------------------------------------


SERGIO MARCHI DEVELA INTERROGANTES. ¿PORQUÉ ESTE FENÓMENO?

Sergio Marchi tiene una destacada trayectoria en el ámbito del periodismo de rock, tanto en gráfica como en radio y televisión. Sin embargo, al igual que les pasa a unos cuántos, parece verse sorprendido por la repercusión que tuvo durante la última semana la venta de tickets para los recitales en los que el ex líder de Pink Floyd presentará "The Wall live", durante los días 7, 9, 10, 12, 14 y 16 de marzo de 2012. Seis presentaciones que superan a las cinco que habían conseguido los Rolling Stones en 1998, aunque Marchi hace bien en aclarar que "estos son River de 40.000 personas sentadas, y no los que en su momento hicieron los Stones o los Soda", a lo que agrega que los tres en cuestión "fueron fenómenos populares".

- ¿Y por qué sucede esto con Waters en particular?
- Lo que potencia a Waters es el último show que dio acá (Dark side of the moon, en 2007). Yo a ese show lo había visto en Dinamarca, medio cansado porque se trataba de un festival. Era un show magistral pero no me impactó tanto. Ahora, cuando lo vi acá me di vuelta como una media. Tengo 28 años de periodista y más de 35 de mirar recitales, y ese figura entre los 5 mejores que vi en mi vida. Entonces, el rebote de esos shows que dio en River potencian estos, porque la gente que lo vio quiere volver a verlo; y la que no lo vio, no se lo quiere perder.

- ¿Puede ser que haya una especie de contagio mediático que genera la curiosidad de gente que no es tan fanática de Pink Floyd?
- Esto no parece ser un fenómeno mediático. Lo mediático responde a lo que es un fenómeno popular. Y lo que genera lo mediático de esto es que llena cada vez más River ¿Y cómo puede ser? Ahí es cuando los medios empiezan a preguntarse "¿qué pasa con esto?"
Waters es lo más cercano que tenemos a Pink Floyd, y Argentina tiene una cultura rockera muy de raíz que viene de los ´60 y los ´70. Siempre se soñó con Pink Floyd en el Valle de la Luna, no se pudo, pero lo vimos a Waters con El lado oscuro de la luna en River y fue genial.

- ¿Influye el contexto socioeconómico actual de nuestro país?
- Es una lectura posible, pero hay mucha gente que querría ir a verlo y no puede porque las entradas son carísimas. Estamos también ante una burbuja de shows a la cual es imposible hacerle frente, porque vienen todos. Pero hay mucho público también, y ese público destina guita a cosas que no se quiere perder de ninguna manera. Por ejemplo, yo ya vi a Aerosmith tres veces y a Guns´n Roses también 3 veces, así que no gastaría un mango en ir a verlos a La Plata (por más que Aerosmith me gusta mucho). Pero si yo no fuera periodista y tuviera que ser público, la guita para Waters y Clapton la invierto.
Y el hecho de que lo puedas pagar en cuotas, por ejemplo, ayuda; o sea que sí, el contexto socioeconómico influye. Pero no es que la gente está bien y va a recitales. La gente tiene guita y la usa en cosas que le gustan.

- ¿Tuviste oportunidad de ver este espectáculo?
- ¡No, ojalá! Pero lo poco que vi por fotos y por Youtube me da la impresión de que va a ser algo genial. Porque Waters es un genio, lo resumiría así. Porque el tipo visualizó todo esto cuando se le ocurrió lo de The Wall. Que no es el muro de Berlín.

- ¿Cómo surge The Wall?
- The wall surge cuando él se sintió muy alienado en la gira del disco anterior de Pink Floyd (Animals) y dijo "cómo me gustaría que hubiera una pared entre el público y yo", porque un fan se subió a un escenario y Waters lo escupió. ¡Y entonces hizo esa pared! Ahora, ese show que vamos a ver, es producto de los años que pasaron y de toda la tecnología, porque el show original de The wall fue hecho en cuatro ciudades y perdieron plata. Ahora, lo que la tecnología permite es que esto pueda ser rentable.
Y a mí me parece maravilloso, porque significa que no todo es Tinelli. Hugo Biolcati diría que la gente mientras pueda pagar el plasma y ver a Tinelli, está todo bien. Por suerte, algunos prefieren no ver a Tinelli e ir a ver a Roger Waters.

Fuente: Ciudad 1
Más información: http://www.ciudaduno.com/

-------------------------------------------------

LA MAS TAQUILLERA

Durante 2010, "The Wall Live" de Roger Waters fue la gira más taquillera en Estadios Indoor en los Estados Unidos, con 89.5 millones de dólares en recaudación en 56 espectáculos, entre ellos 7 shows "Sold Out" en Nueva York y cinco en Los Ángeles. El espectáculo fue uno de los mayores ingresos brutos del año en América del Norte.
En lo que respecta al tour europeo, durante lo que va del año 2011 fue un éxito similar con localidades agotadas. Entre ellos se encuentran seis conciertos en el O2 Arena de Londres, donde, además, se pudo ver y escuchar a los ex Pink Floyd David Gilmour y Nick Mason sobre el escenario junto a Waters, para el deleite de los aficionados y los críticos.
"The Wall" había sido interpretada en vivo por Pink Floyd sólo 29 veces en 1980-81 promocionando el álbum. Luego, en Berlín, en julio de 1990, Roger Waters dio un show de la ópera rock, que celebra la caída del Muro de Berlín, convocando a casi medio millón de personas a la Potsdamer Platz.
En cuanto a la Argentina, Roger Waters (voz, guitarra y bajo) intentará repetir su proeza en cuanto a convocatoria y calidad de su espectáculo, acompañado por los guitarristas Snowy White y Dave Kilminster, el guitarrista y bajista G E Smith, el tecladista Jon Carin, el organicista Harry Waters, el baterista Graham Broad, el cantante Robbie Wyckoff y los coristas Jon Joyce, Pat Lennon, Mark Lennon y Kipp Lennon

Fuente: El Día de La Plata
Más información: http://www.eldia.com.ar/

LEONARDO FAVIO: UNA SINFONÍA DE SENTIMIENTOS (TIEMPO ARGENTINO, Buenos Aires)

 
 
 

La historia de esta entrevista comenzó poco antes de que se cumpliera el primer aniversario de Tiempo Argentino. Este medio se comunicó con una asistente de Leonardo Favio. Pidió un reportaje con el actor, compositor, cantante y director de cine con la esperanza de que el resultado de la conversación –desde 2008 que Favio no da entrevistas a diarios– acompañara la edición por el primer año de este diario. El mendocino presentó ese año su última película, la bellísima Aniceto, una nueva versión de El Romance del Aniceto y la Francisca pero en clave de ballet. El pedido no se pudo concretar, pero la disposición del propio Favio, como también de su asistente personal Verónica Muriel, más la insistencia periódica propia de un periodista político que también es cinéfilo, permitieron que este cronista y el fotógrafo Mariano Vega pudieran llegar hasta el pequeño departamento de la calle Pasteur al 700 para charlar durante dos horas con el director de cine más importante de la Argentina.
El mendocino nacido en Luján de Cuyo, a sus 73 años, pasó un tiempo delicado de salud y todavía tiene que andar con cuidado. Hace un año estuvo internado por una fractura de cadera; hoy se cuida con bebidas energizantes y con el cariño incondicional que le prodiga Muriel, que está embarazada y también vive para el cine. Los dos forman un dúo con complicidades imposibles de desnudar. Se conocen de memoria. Y juntos reciben a Tiempo Argentino en un living austero, desordenado en el que predomina el color blanco. En una pequeña repisa se ven portarretratos que muestran a Favio con Diego Maradona (“a mi maestro motivador, con amor”, dice la dedicatoria del año 1987), con la presidenta Cristina Fernández y con el General Perón. En blanco y negro, la foto con Perón tuvo alguna difusión pública: el cineasta y cantante lleva sombrero con visera, su anfitrión, exiliado en Puerta de Hierro, está enfundado en un abrigo de estilo inglés.
Favio habla bajito. Se ríe mucho. Está contento. Se larga a contar sobre su próximo proyecto, la película en la que ya está trabajando: hace dos años que viene escribiendo el guión. Se trata de la historia de Margarita, una gitana con la que tuvo una historia de amor. “Una pendeja divina”, recuerda con una sonrisa pícara. La charla se prolongará por dos horas, con breves estallidos de risa o silencios para mostrar distancia o desagrado ante algún nombre propio mencionado por el periodista.

–En sus películas siempre aparece el tema de lo popular. Su próxima película, la historia de Margarita, como en su momento Soñar, soñar, volverá sobre el tema de los gitanos, las colectividades, el Parque Japonés…
–Margarita es una realidad en mi vida. Un día yo estaba corriendo en la plaza Las Heras, porque tenía la oficina enfrente. Tenía 40 años. Había retomado canto después de mucho tiempo, porque tenía contratos en el exterior, y estaba gordo, como estoy ahora. Entonces empecé a correr. Y un día, a la tarde, un grupo de gitanos y gitanas que estaban sentados en el pasto de la plaza, como se sientan ellos, me llaman a los gritos. “¡Che, Favio, vení!” Y cuando me acerco me dicen: “¿Te acordás de Margarita?” Yo casi me muero. A Margarita la había conocido cuando era una criatura. El metejón que me agarré me mataba. Y me contaron: “Ella siempre le decía al marido que el novio eras vos.” Entonces me enteró que ella guardaba todos los recortes de las revistas en las que yo aparecía y comencé a trabajar. “Siempre hablaba de vos.” “Se murió el año pasado en el hospital Fernández”, me contaron. Desde ese momento anduvimos llamando a todos lados, buscando datos, recabando información. El apellido era Traiko. Ella era de una familia muy tradicional de gitanos.

–Le pregunté sobre lo popular. ¿Qué es lo popular para usted?
– La gente que yo conozco. Los intelectuales que caminan por la misma vereda de la gente. Los obreros, los trabajadores, los panaderos. La gente. Y después está lo otro, que es el mundo que yo no conozco y que nunca me animaré a contar. Porque no sabría cómo hacerles colocar los cubiertos sobre la mesa. Las familias muy poderosas. Lo popular, en cambio, es la gente, la que transita.

–Usted es religioso, ¿qué es Dios para Leonardo Favio?
–El centro de todo, el origen de todo. Un artista debe tener a la izquierda a la gente, al centro Dios y a la derecha la estética.

Esa es una definición que suele repetir, casi un latiguillo. ¿Qué significa “a la derecha, la estética y a la izquierda, la gente”?
–Significa que la gente esté más cercana al corazón. Mucho más que lo estético. Hay grandes pintores, algunos novelistas también que escriben muy bien…

–¿Borges?
–Borges escribió muuuuuy bien. Pero no hablemos de Borges que fue un ser muy especial. Vuelvo a lo que decía: esos pintores, esos novelistas, son fríos como los sapos, no saben que existe la gente. O cuando llegan a saberlo, ya son viejos.

–¿Eso se aprende, o se nace con ese don? Llegarle a la gente.
–No, eso viene con vos. Viene en tus genes. Pero también depende del círculo en el cual te formaste, de la elección de vida. Si hay algo que le pido a Dios, es amar todavía más a la gente. A los que no tienen posibilidades de ser escuchados. Estar con ellos. Caminar con ellos. No hay ningún misterio. Todo es cuestión de amor.

–En el cine, sin embargo, hay un misterio, una exigencia de la escena, de la imagen, de la poesía, que no se reduzca el mensaje a una posición ideológica previa.
–Claro. Yo no hago cine peronista. Yo soy un director de cine que además es peronista. Haga la película que haga, en algo tiene que demostrarse que hay amor. En algo. Porque yo no me puedo alejar de mi naturaleza. Luchar contra la naturaleza es imposible.

-¿Y la vida del hombre no es luchar contra la naturaleza?
–Nooo. Es tratar de empardar, ¿pero cómo vas a luchar contra la naturaleza? Es la creación misma, la sabiduría.

–¿Pero el paso del tiempo, que es uno de los grandes miedos de la humanidad?
–Yo no sé cómo piensan los árboles. Y tienen vida, y tienen inteligencia, se mueren de tristeza. Todo eso es parte de la vida. En la historia de la humanidad y de la Tierra hay más muertos que vivos. Entonces, a mí no me asusta para nada la muerte. Para mí es un gran interrogante, nada más. Lo que sí le temo, porque soy muy cobarde con el dolor, es a la humillación del dolor. En eso sí soy asustadizo. Los dolores me joden mucho. Mucho, mucho. Uno puede llegar a la traición por el dolor. Pero es jodidísimo. Pero bendito sea el que logra comprender todo eso.

–¿Cómo definiría la historia de Aniceto, sus dos mujeres y el gallo negro de riña? ¿Es una “fábula moral”, por el tema de la lealtad y la traición, por la pasión sexual por Lucía y el amor casi de niña de Francisca?
–La pasión te desborda. No tenés control. Creo se lo escuché decir ayer a Chávez. Y la pasión es dolor. Es un camino de dolor. En la historia, Aniceto tiene una obsesión tal con la Lucía, una ceguera tan grande, que no alcanza ver, o ya perdió el interés, por la inocencia de la chiquilina (por Francisca). Entonces se le cae el mundo. Y no hay nada que se compare al dolor de lo de Lucía. Nada.

–Al dolor de que esté con otro.
–… (Sonríe y afirma).

–¿En su vida hubo Lucías y Franciscas?
–Y sí, pero no tantas. Porque además yo he sido muy boludo (ríe). Me gustaba jugar al monógamo.

–¿Se arrepiente de la monogamia?
–No. Yo creo que el hombre es monógamo porque es cagón. Porque la naturaleza manda a que vos tengas muchas hembras, porque en todo es así. Y la pasión, el amor o el dolor, por uno o por otro, y más fuerte en una que en otra, se va a dar igual. Pero con naturalidad, no trampeando, llegando tarde a la oficina… Y entonces tenés tres, cuatro o cinco, o lo que te de el bolsillo y la personalidad. No. Yo he sufrido mucho.

–¿Por amor?
–Sí, a mí siempre el amor siempre me costó muchas lágrimas. Muchas.

–Otro de los grandes temas de su obra es el peronismo. Viendo las últimas escenas de Sinfonía del Sentimiento, esa despedida de Perón, quería preguntarle qué escenas, qué imágenes de su cine, resumen lo que significa el peronismo.
–Evita en su discurso de despedida ante la Plaza de Mayo, posterior al renunciamiento. Cuando está por morir. Cuando dice “si yo no llego a estar, si Dios no me devuelve la salud, cuídenlo”. Eso me parece el discurso más militante. Porque Perón era un filósofo, un grande, un inalcanzable. Tenía veinte cerebros. A uno se le hacía imposible llegar a esas esferas. Pero vos escuchabas a Eva y era tu parte.

–Usted es un obsesivo de los planos. Están las anécdotas de gente que ha trabajado con usted de cortar una copia casi en el último momento. Eso habla hasta de una pasión por la imagen, como todo cineasta.
–Locura por la imagen.

–¿Qué escena elegiría de sus películas para retratar al peronismo?
–La reunión de Gatica con Perón y Evita en la cama. Porque Gatica es la síntesis del pueblo. Y está al lado de los dos. Entonces se turba y no sabe como reaccionar frente a esa imagen de Perón y Evita en la cama. Y Perón se lleva un dedo a la boca y le dice “shhhh”. Le pide silencio. Está más allá. Yo diría que ésa es una escena peronista.

-Vamos a otro gran tema, el sexo. En un reportaje de 2007 usted dijo que, a los 20 años, “sufría mucho cogiendo” porque le quedaba un gran vacío. ¿Tuvo algún conflicto con el sexo?
–Era un animalito. Muy simple. Nada conflictivo. Hacíamos campeonatos, nos reuníamos cinco o seis vaguitos en el río, y jugábamos a ver a cuál se le iba más lejos. No fue para nada conflictivo.

–¿Y estar con una mujer?
–Fue hermoso. La primera mujer con la que estuve fue una a la que le decían “la boliviana”. Venía cada tanto a Luján. Vivía en Mendoza, era bonita. Yo le conseguía los clientes. Me acuerdo que me dijo “lo único que no permito es que me besen en los labios, porque eso es de mi hombre”. Yo nunca he tenido conflicto con el sexo. ¿A qué llamás conflicto?

–Al dolor, a no pasarla bien.
–Ah, sí. Y sí. Y sí. Hay que tener mucho huevo para enamorarse. Hay que ser muy insensato.

–Cuando recuerda sus años de infancia, esa infancia dura allá en Mendoza y ve hoy a los pibes abandonados, en medio de la pobreza más dura, ¿qué piensa?
–Yo eso ya lo vi cuando estuve por Centroamérica o en Colombia, en tantos lados, en México. Era algo cotidiano. Por eso, cuando volví a la Argentina recién eran los comienzos de esa situación… Porque en la Argentina esa realidad antes no existía, al menos en esa dimensión. Imaginate que antes, a un pibito, porque vendía flores en la calle le hicieron un tango, Chiquilín de bachín.

–Ya era mucho, en esa época, que un pibe vendiera flores en la calle.
–Sí. Y ahora ves esta situación. Es la droga. Es la droga. Y cuando se metió, es imparable. Y se la meten a los niños, a los pibitos, y los van perdiendo. Es muy jodida la calle.

–¿Por qué?
–Es jodida. Y ellos son tan poderosos, un niño es tan poderoso, que no tiene sentido ni del riesgo ni de nada. El que consiga parar la droga… pero no sé cómo van a hacer, porque son tantos los millones de dólares.

–El mismo peronismo que había cuidado de los pibes con la Fundación Eva Perón fue el que, en los ’90, los arrojó a la calle con el neoliberalismo.
–Sí, pero ahora el trabajo es tanto… No te olvides que este gobierno recibió todo podrido. ¿Te das cuenta? El salvataje que se está haciendo es hasta dónde se puede. Porque te desborda. Hay una honda preocupación por eso. Y lo van a llegar a controlar. Hay que darle tiempo al tiempo.

–¿Votó en las Primarias?
–Por supuesto.

–¿Se puede saber a quién?
–¿Eh? Es voto cantado ya. Si no me querían dejar entrar (ríe).

–¿No lo querían dejar entrar a la escuela?
-Claro. “No, es voto cantado, usted no puede entrar acá”, me dijeron en broma (N. de R.: su asistente, Verónica, se ríe a carcajadas; Favio también).

-¿Y cómo vio el resultado?
-Y… estamos un poco tristes. Yo le tengo mucho miedo a la Carrió (ríe otra vez).

-¿Le gusta Cristina como presidenta?
-Me gusta como todo. Como presidenta y como mujer, es una belleza. Además, es un ser humano de una inteligencia, un talento y una capacidad para expresar lo que siente que te infunde un poco de… Arrugás ante ella. No es fácil.

-Un varón peronista que arruga… quién diría.
-Y, es que arrugás, porque frente a semejante personaje... Te inhibe. Además, ella te canta todo lo que va a pasar. Mirá lo que les está pasando a estos atorrantes de los gobiernos italiano, francés, inglés… Es vergonzoso cómo se manejan las Naciones Unidas. Pero la juventud los va a hacer mierda. Porque ya salió. Y a la juventud no la parás con nada. Cuando se suben a la moto, se suben a la moto. Y ahí van los medios que están diciendo lo que ocurre con los españoles. Se están animando, y cada vez más, y se multiplican. Porque hasta hacen el amor mejor luchando, participando. Porque son jóvenes.

-Hablando de lo que le acontece a la juventud. Le quería preguntar por un hecho que aparece en todas sus biografías, insoslayable, que es su participación en Ezeiza durante el retorno de Perón.
-¿Lo de Ezeiza? No, no me interesa hablar de eso.

-¿No quiere hablar de eso?
-No. La juventud en todas las épocas se jugó. No es nuevo. Es lógico. Es como el árbol, cuando es joven es vigoroso. En mis charlas con los jóvenes, yo los escucho con atención. Y pueden decir una boludez, porque no tienen un speech preparado para nada, son vírgenes, pero de ellos sale una verdad, una fuerza, una rebelión que llega un momento en que arrugás frente a los pibes. Y te agarra cierta vergüenza porque ya no podés mandar con ellos a la par. Te agarra envidia de tener vigor, de ser joven, de estar con ellos gritando.

-Volviendo al cine, repasaba declaraciones suyas en las que se diferenciaba de la generación de cineastas del ’60, que tomaban al cine francés como modelo. Si usted tuviera que mencionar directores que han sido puntales en su filmografía. Que los ha seguido con atención, que los ha admirado. ¿Quiénes son?
-Obviamente, Orson Welles. Es único e irrepetible. Ni siquiera él se pudo repetir. Y acá hubo gente muy talentosa. David Kohon, que está olvidado. Y ahora hay cineastas maravillosos, como Jorge Gaggero, el de Cama Adentro o Vida en Falcon, que es un monstruo. Después, los de El Hombre de al Lado (por Mariano Cohn y Gastón Duprat).

-¿Cómo se lleva con la radio y la televisión?
-Hay gente que está trabajando en eso. (N. de la R.: se refiere a la Ley de Medios). Porque hoy estamos viviendo los últimos estertores de este sistema. Además, al frente de esa lucha está un pibe que es muy brillante

-¿Quién?
-Gabriel Mariotto. Es brillante.

-¿Le gusta Mariotto? ¿Qué le gusta?
-Todo. Tiene mucha calle, tiene mucha lectura y tiene mucha convicción. Es más rápido que un jet.

-¿Cuáles son sus proyectos con la historia de Margarita, la gitana?
-Hacer esta película. Y si Dios me da fuerzas y voluntad volver a la canción. Tengo muchas propuestas para cantar.

-¿Le gustan los homenajes o lo ponen incómodo?
-Me ponen muy incómodo. Hay cosas que te gustan, que te honran, y otras no tanto. Yo suelo decir que llegué a todo esto por la ventana. Y encuentro una devolución muy linda pero otras situaciones me ponen incómodo. La honra más grande que tuve en mi vida fue haberlo conocido a Perón. Haber estado con Perón.

–¿Cuál es la anécdota compartida con Perón y que lo pinta de cuerpo entero como político y como persona?
-En 1973, él me invitó a la casa, allá en España, en Puerta de Hierro. Y yo, papanata de mí, tardé mucho en arreglarme y bañarme, y llegué como veinte minutos tarde. Cuando llegamos, Perón estaba en la puerta de la quinta, donde había una casilla con un policía de custodia. Y cuando me vio, dijo: (N. de R.: Favio imita la voz de Perón) “oh, caramba, creí que les había pasado algo”. “No, mi general, sólo llegué tarde”. Y después, la verdad, no sé cómo pude llegar hasta la casa y sentarme. Eran veinte toneladas de sabiduría y de amor que caminaban a mi lado. Era un tipo muy dulce. Comprensivo. Yo no le hablé de política, aunque podría haber dicho varias boludeces tranquilamente, porque él siempre disimulaba si estaba escuchando una pavada: era un campeón. Entonces, me puse a hablar de capar los chanchos, porque yo lo había aprendido en las escuelas técnico-agrícolas, que eran granjas, a la que había ido de pibe y que habían sido fundadas por él. Yo sabía mucho de gallinas. Y a él le gustaba. De las blancas, de las Leghorn, que son más ponedoras. A Perón le gusta mucho todo eso. Y además, eran las granjas que había hecho él, era una de las tantas medidas que había dejado su gobierno (ríe).

-¿Y Perón había visto sus películas?
-No.

-¿No era muy cinéfilo?
-Nooooo. Sí, en cambio, había escuchado la canción que yo le dediqué. (N. de la R.: se refiere a “Estoy orgulloso de mi general”). Mucho. A mí me daba pudor que los políticos vieran mis películas. Porque se dormían. Me acuerdo que fui con el doctor Cámpora al estreno de Juan Moreira. En el cine estaba Gelbard a un costado mío, divino el ruso, y Cámpora del otro. Y a los cinco minutos, cuando apagaron la luz, Cámpora ya estaba roncando (N. de la R: imita el ruido del ronquido y ríe). Entonces yo lo moví un poco para que dejara de roncar: era un papelón que un invitado así, que estaba por asumir la Presidencia de la Nación, se durmiera en la avant-premiere.

-¿Hay algún tema del que le gustaría hablar que no hayamos hablado?
-No, está bien.

-Luis Majul le preguntaría si es feliz o si tiene miedo…
-(Ríe aparatosamente, su asesora se suma a la carcajada). No tengo miedo.

Por Martín Piqué
Fuente: Tiempo Argentino

lunes, 29 de agosto de 2011

ENTREVISTA A MARCIAL RUBIO, RECTOR DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ (Diario EL COMERCIO)


Por: Milagros Leiva Gálvez
Domingo 28 de Agosto del 2011

¿El cardenal Cipriani y usted están en un túnel sin salida?
La solución es la Asamblea Universitaria que habrá el 23 de setiembre próximo, en la cual se verá la propuesta de modificación del estatuto. Si se aprueba la reforma, tendrá que haber una nueva elección, porque yo he sido elegido de otra manera.

¿Si no se aprueba?
Se tendrán que conversar algunas cosas con el Vaticano.

¿Con qué puntos del pedido de modificación no está de acuerdo?
La discrepancia abierta está en el tema de la elección del rector. Nosotros consideramos el acuerdo internacional suscrito entre el Estado Peruano y la Santa Sede y en base a ello nos regimos por la legislación nacional que dice que la Asamblea Universitaria elige al rector. Desde el 72 hasta el 99 hemos tenido seis rectores elegidos y el Vaticano confirmó. Eso se repitió hasta el 2004. Mi antecesor y yo no hemos sido confirmados.

¿Usted no está confirmado por el vaticano?
No, ni oficial ni extraoficial.

¿Es un rector de facto?
Para el Vaticano, yo soy un rector de facto.

En el 2009 ustedes ponen en consideración del Vaticano las reformas del estatuto y ellos les envían una serie de modificaciones que ahora no quieren aceptar…
No es exacto. El estatuto dice que para efectos de la legislación canónica el estatuto de la universidad debe ser remitido al Vaticano para su aprobación. Por eso lo sometimos. Y lo que sostenemos es que el estatuto cumple con el “Ex Corde Ecclesiae”. [El “Ex Corde Ecclesiae” es la constitución apostólica de Juan Pablo II sobre las universidades católicas.]

¿Y qué hacemos con el derecho del episcopado peruano? Se supone que la autoridad debe ser ejercida por el gran canciller y este (según las modificaciones enviadas) debe elegir al rector.
Los derechos del episcopado están contenidos en el estatuto de la universidad, hay cinco representantes del episcopado en la Asamblea Universitaria, un miembro del consejo nombrado por el gran canciller, eso es lo que se aprobó en 1984.

¿Reconoce al gran canciller?
Lo hemos reconocido con una ceremonia expresa en 1999 y nuestro estatuto, que data de 1984, tiene un artículo en el que se explican sus atribuciones. La constitución “Ex Corde Ecclesiae” es de 1991, nosotros hicimos unas reformas que fueron aceptadas por el cardenal Augusto Vargas Alzamora en 1997. Él dijo que estaba de acuerdo, lo llevó al Vaticano a pedir su aprobación. En el 2009 me llama el nuncio, ya era rector y me dice: ¿Cómo arreglamos el problema del estatuto?

¿No lo arregló Vargas Alzamora?
Dejó todo, pero no lo aprobaron.

Entonces no estaba aprobado.
No, pero eso no quiere decir que Vargas Alzamora no lo hubiera aprobado.

Ya no lo sabemos, está muerto.
No, yo lo sé, en la congregación pueden asegurar que él lo entregó en 1997, yo lo acompañé. En enero de 1999 Cipriani es nombrado arzobispo y viene una serie de conversaciones a lo largo de los años, en el 2009 es cuando me llama el nuncio. Yo le digo: “No sé qué hacer porque creo que el estatuto está de acuerdo con el ‘Ex Corde Ecclesiae’” y él me dice que lo mande al Vaticano, pero antes me sugiere que le pida opinión al gran canciller. Le envié la carta al cardenal Cipriani, de cinco páginas, y se produce un hiato hasta junio del 2010. Recién en ese mes me contesta.

¿Y por qué no fue a buscarlo antes en busca de una respuesta?
Mientras me diga ladrón yo no hablo con él, tengo mi propia estima y no trato con la gente que me insulta. Él me ha dicho ladrón y súcubo y varias otras cosas. Ha dicho que esto es una repartija entre pocos.

¿En esa época lo insultaba así?
No, estamos hablando del 2011.

A lo que voy es: por qué no fue a buscarlo si no le contesta…
Yo esperaba que me conteste, no voy a tocarle la puerta…

Era algo importante, el estatuto de la universidad.
Está bien, pero no tengo por qué tocarle el timbre para decirle atiéndeme. Él tiene la carta. La gente decente contesta o dice espérate un poquito o te pide conversar. En julio del 2010 recibí la carta del cardenal y me pedía mantenerla en reserva.

¿Qué decía?
Era una respuesta al pedido de opinión sobre el estatuto y me decía que no estaba de acuerdo con los artículos sobre las atribuciones del gran canciller. En diciembre del 2010 he preguntado qué pasa, me han dicho que estudiarán el estatuto y que aplicarían reformas para adecuarlo al “Ex Corde Ecclesiae”. Esa es la carta que ha llegado.

El rocón en el zapato es que ustedes no aceptan que el gran canciller escoja al rector de una propuesta de tres candidatos.
Yo no soy el comandante, los miembros de la asamblea no son 78 carneritos llevados por el rector, así no son las cosas. Mi opinión personal es que yo no estoy de acuerdo en que el rector sea elegido por el gran canciller por tres razones: 1. No confío en el cardenal Cipriani y no lo voy a esconder, no creo que sea la persona que pueda elegir al mejor rector para la Universidad Católica. Así pienso yo y puedo estar equivocado. 2. Hay un acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Peruano que dice que la Universidad Católica se rige por la ley peruana. 3. La ley peruana dice que el rector es elegido por la asamblea.

Pero el estatuto está subordinado a la Iglesia, si no quiere eso, tiene que dejar de ser católica…
Es probable. Sobre todo tiene que dejar de ser pontificia. Hay un Código de Derecho Canónico que expresa que cuando una universidad es católica, primero el obispo debe autorizarla.

¿Se puede explicar porqué no confía en el cardenal Cipriani?
¿Alguna vez ha dicho algo bueno de la Universidad Católica? Nada es bueno. No desconfío de él como persona, le tengo respeto como a todos, pero en el puesto que ocupa no es la persona adecuada para elegir al rector.

¿Si no fuera Cipriani el gran canciller, estaría de acuerdo?
La historia de lo que podría ser es una fábula. Yo pienso en situaciones concretas, la Universidad Católica tiene relaciones muy tensas y muy injustas con el cardenal. Todavía le quedan siete años y cinco meses como obispo.

Pero le piden que sea el gran canciller quien elija al rector.
Están pidiendo no exigiendo. ¿Dónde dice la palabra exijo? Eso solo lo dice el cardenal Cipriani. En todo el documento no se usa la palabra indiscutible e indispensable. Quiero saber si la modificación es indispensable o se puede conversar.

Entonces irá al Vaticano
Iría, pero el Vaticano se comunica con la universidad a través del obispo o del nuncio.

Está atrapado sin salida…
Asumes que estamos atrapados, pero no te das cuenta del acuerdo internacional entre la Santa Sede y el Estado Peruano.

Lo que leo es que la Santa Sede le pide modificaciones.
Entonces es la Santa Sede contra la Santa Sede. El Ex Corde Ecclesiae no me exige que el gran canciller nombre al rector, ni una sola letra. El acuerdo dice que me rijo con la ley peruana. ¿Entonces, por qué me exigen que el gran canciller elija al rector?

Pero el “Ex Corde Ecclesiae” dice que todas las normas de una universidad católica se basan en el derecho canónico y este dice que el obispo tiene que reconocer a la autoridad…
Tú lo has dicho, reconocer pero no elegir…

Justamente por eso usted no está reconocido.
Ya pues, pero cuando acabes de preguntarme te contesto. Ahora, hay un diálogo roto propiciado por el cardenal, el que habla en los periódicos, el que suelta a su abogado Amprimo es el cardenal Cipriani. ¿Quién comenzó el pleito? No fuimos nosotros.

Ustedes acudieron al TC.
No… pero estamos hablando de esta semana. Quien comienza con el altavoz es siempre el cardenal. Si las cosas se discutieran de manera seria y sin presiones ya hubiéramos arreglado esto.

¿La culpa es de Cipriani?
Tengo la impresión de que en este conflicto una parte muy importante de la responsabilidad en cómo es el conflicto y cuán grave es del cardenal Cipriani.

¿Y cuál es su culpa?
Yo no tengo culpa en este pleito, ninguna culpa, en primer lugar yo soy rector hace dos años y este pleito tiene doce.

Pero en este momento…
¿Qué culpa tengo? ¿Qué culpa tengo?

Se lo estoy preguntando como autoridad. Usted ama a su universidad, pero nunca llama al cardenal para tratar de arreglar.
Pero fui a buscar al nuncio.

¿Pero por qué no al cardenal? ¿O esto es una lucha de dos egos?
No soy una persona para juzgar si tengo ego o no, tampoco le corresponde a mi humildad.

Pero culpas usted no tiene…
No he dicho eso, lo que digo es que la gran culpa en todo este conflicto es del gran canciller.

Lo que estamos viendo los peruanos es un lío impresionante de adultos que son incapaces de sentarse a conversar.
Para que un conflicto se solucione tienen que estar dispuestos a conversar los dos. Yo estuve dispuesto y lo saben cuatro personas. No me importa si no me crees. Yo sí estuve dispuesto. El que nunca estuvo dispuesto fue Cipriani.

¿Llamó al cardenal para decirle: “Mejor conversemos”?
¿Por qué tengo que llamar a Cipriani? Esa es tu opinión.

Yo no tengo vela en este entierro, pero aprendí que para solucionar un conflicto una de las partes tiene que dar el primer paso.
¿Por qué tengo que llamarlo yo? Estás extrapolando un tema concreto del 2009.

No, doctor Rubio, estoy pensando en el ahora, ¿por qué no ceder?
¿Pero quién empezó primero? El cardenal tiene la culpa de que todo esto sea un escándalo. Cuando alguien quiere extrapolar las cosas las saca en un medio público y hace las cosas imposible.

Pero cuando una persona quiere por sobre todas las cosas a su universidad, pese a lo que crea del cardenal, hace un intento por solucionar. Es un lío de callejón.
Es tu opinión, pero es imposible con el cardenal. Él dice que solo está dispuesto a conversar de que el Tribunal Constitucional ya resolvió el asunto. El TC no falló a favor del arzobispado, dice infundada la demanda de protección y autonomía de la Universidad Católica.

Es lo mismo, ustedes pidieron algo y no les dieron la razón.
En un amparo nunca manda el demandado, no se le da el derecho, no es cierto que ganó el arzobispo, eso es lo que utiliza para decir lo que está zanjado. Es una injusticia que con esa sentencia se pretenda aplicar como si fuera jurídicamente correcta la junta administradora a todos los bienes de la universidad. Se trata de la herencia. Esos bienes eran de 1944 y el cardenal ha inscrito todos los bienes, los del 44, los del 60, del 70 y 80, cuando Riva Agüero ya estaba muerto. ¿Y me pides que renuncie y me ponga a conversar? No converso mientras exista esta injusticia.

¿Entonces usted no cree en la parábola de los talentos? Bajo su perspectiva la herencia de Riva Agüero se debió enterrar en la tierra y punto.
Estás pensando más como el cardenal que como yo y no me estás entrevistando sino que me estás dando una opinión cercana al cardenal.

¿Perdón? Doctor Rubio, solo intento ser objetiva.
Bueno eso es lo que tú crees.

Discúlpeme, pero yo no le voy a hacer una entrevista cómoda.
Eso no pretendo. Tú debes preguntar y yo responder… Mientras la sentencia del TC esté inscrita en los bienes de la universidad y no en la herencia no conversaré porque tengo 30 toneladas encima, eso no es justo. Como rector no puedo conversar mientras tengo la bota puesta en la universidad. A ti te puede parecer bien o mal.

Yo no soy juez, yo solo pregunto. Entonces, si usted como empresario me da diez millones de dólares para trabajarlos y los convierto en cien millones, ¿no me va a reclamar nada de los noventa?
No, porque es propiedad tuya y fruto de tu trabajo. Ellos dicen que hubo el fundo Pando, que eso se urbanizó y que eso es parte de la herencia. Eso no tiene pies ni cabeza, porque eso fue trabajo y capital.

¿Pero de donde salió la tierra?
Claro, la tierra salió de la herencia, pero no la urbanización. Lo construido partió de mi trabajo y de mi capital. De la plata que pagan los alumnos y que reinvertimos.

¿Quién es el dueño de la Universidad Católica?
Los estudiantes, graduados, profesores, según el artículo 18 de la Constitución. La Iglesia Católica no es propietaria. Lo que está escrito en los registros de Sunarp es lo que vale.

domingo, 28 de agosto de 2011

LA FIESTA Y LA CRUZADA, escribe Mario Vargas Llosa (Diario EL PAÍS, España)



Vargas Llosa, un liberal agnóstico, pondera el valor, la funcionalidad y la importancia de la Iglesia Católica en el mundo moderno: en alternacia con el liberalismo y la democracia. Esto a propósito de la reciente visita del Papa Benedicto XVI a España.
Citando las fuentes originales -como positivamente ocurre en todas las entradas de este Blog- y con cargo a suscribir varias de las ideas expresadas por Mario Vargas Llosa en esta PIEDRA DE TOQUE, soy personal al sostener que sólo la filosofía, el romanticismo y la religión salvarán al mundo y al hombre.
Oscar Contreras Morales.-


Bonito espectáculo el de Madrid invadido por cientos de miles de jóvenes procedentes de los cinco continentes para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud que presidió Benedicto XVI y que convirtió a la capital española por varios días en una multitudinaria Torre de Babel. Todas las razas, lenguas, culturas, tradiciones, se mezclaban en una gigantesca fiesta de muchachas y muchachos adolescentes, estudiantes, jóvenes profesionales venidos de todos los rincones del mundo a cantar, bailar, rezar y proclamar su adhesión a la Iglesia católica y su “adicción” al Papa (“Somos adictos a Benedicto” fue uno de los estribillos más coreados).

Salvo el millar de personas que, en el aeródromo de Cuatro Vientos, sufrieron desmayos por culpa del despiadado calor y debieron ser atendidas, no hubo accidentes ni mayores problemas. Todo transcurrió en paz, alegría y convivencia simpática. Los madrileños tomaron con espíritu deportivo las molestias que causaron las gigantescas concentraciones que paralizaron Cibeles, la Gran Vía, Alcalá, la Puerta del Sol, la Plaza de España y la Plaza de Oriente, y las pequeñas manifestaciones de laicos, anarquistas, ateos y católicos insumisos contra el Papa provocaron incidentes menores, aunque algunos grotescos, como el grupo de energúmenos al que se vio arrojando condones a unas niñas que, animadas por lo que Rubén Darío llamaba “un blanco horror de Belcebú”, rezaban el rosario con los ojos cerrados.
Hay dos lecturas posibles de este acontecimiento, que “El País” ha llamado “la mayor concentración de católicos en la historia de España”. La primera ve en él un festival más de superficie que de entraña religiosa, en el que jóvenes de medio mundo han aprovechado la ocasión para viajar, hacer turismo, divertirse, conocer gente, vivir alguna aventura, la experiencia intensa pero pasajera de unas vacaciones de verano. La segunda la interpreta como un rotundo mentís a las predicciones de una retracción del catolicismo en el mundo de hoy, la prueba de que la Iglesia de Cristo mantiene su pujanza y su vitalidad, de que la nave de San Pedro sortea sin peligro las tempestades que quisieran hundirla.
Una de estas tempestades tiene como escenario a España, donde Roma y el gobierno de Rodríguez Zapatero han tenido varios encontrones en los últimos años y mantienen una tensa relación. Por eso, no es casual que Benedicto XVI haya venido ya varias veces a este país, y dos de ellas durante su pontificado. Porque resulta que la “católica España” ya no lo es tanto como lo era. Las estadísticas son bastante explícitas. En julio del año pasado, un 80% de los españoles se declaraba católico; un año después, sólo 70%. Entre los jóvenes, 51% dicen serlo, pero sólo 12% aseguran practicar su religión de manera consecuente, en tanto que el resto lo hace sólo de manera esporádica y social (bodas, bautizos, etcétera). Las críticas de los jóvenes creyentes –practicantes o no– a la Iglesia se centran, sobre todo, en la oposición de ésta al uso de anticonceptivos y a la píldora del día siguiente, a la ordenación de mujeres, al aborto, al homosexualismo.
Mi impresión es que estas cifras no han sido manipuladas, que ellas reflejan una realidad que, porcentajes más o menos, desborda lo español y es indicativo de lo que pasa también con el catolicismo en el resto del mundo. Ahora bien, desde mi punto de vista esta paulatina declinación del número de fieles de la Iglesia católica, en vez de ser un síntoma de su inevitable ruina y extinción es, más bien, fermento de la vitalidad y energía que lo que queda de ella –decenas de millones de personas– ha venido mostrando, sobre todo bajo los pontificados de Juan Pablo II y de Benedicto XVI.
Es difícil imaginar dos personalidades más distintas que las de los dos últimos Papas. El anterior era un líder carismático, un agitador de multitudes, un extraordinario orador, un pontífice en el que la emoción, la pasión, los sentimientos prevalecían sobre la pura razón. El actual es un hombre de ideas, un intelectual, alguien cuyo entorno natural son la biblioteca, el aula universitaria, el salón de conferencias. Su timidez ante las muchedumbres aflora de modo invencible en esa manera casi avergonzada y como disculpándose que tiene de dirigirse a las masas. Pero esa fragilidad es engañosa pues se trata probablemente del Papa más culto e inteligente que haya tenido la Iglesia en mucho tiempo, uno de los raros pontífices cuyas encíclicas o libros un agnóstico como yo puede leer sin bostezar (su breve autobiografía es hechicera y sus dos volúmenes sobre Jesús más que sugerentes). Su trayectoria es bastante curiosa. Fue, en su juventud, un partidario de la modernización de la Iglesia y colaboró con el reformista Concilio Vaticano II convocado por Juan XXIII.
Pero, luego, se movió hacia las posiciones conservadoras de Juan Pablo II, en las que ha perseverado hasta hoy. Probablemente, la razón de ello sea la sospecha o convicción de que, si continuaba haciendo las concesiones que le pedían los fieles, pastores y teólogos progresistas, la Iglesia terminaría por desintegrarse desde adentro, por convertirse en una comunidad caótica, desbrujulada, a causa de las luchas intestinas y las querellas sectarias. El sueño de los católicos progresistas de hacer de la Iglesia una institución democrática es eso, nada más: un sueño. Ninguna iglesia podría serlo sin renunciar a sí misma y desaparecer. En todo caso, prescindiendo del contexto teológico, atendiendo únicamente a su dimensión social y política, la verdad es que, aunque pierda fieles y se encoja, el catolicismo está hoy día más unido, activo y beligerante que en los años en que parecía a punto de desgarrarse y dividirse por las luchas ideológicas internas.
¿Es esto bueno o malo para la cultura de la libertad? Mientras el Estado sea laico y mantenga su independencia frente a todas las iglesias, a las que, claro está, debe respetar y permitir que actúen libremente, es bueno, porque una sociedad democrática no puede combatir eficazmente a sus enemigos –empezando por la corrupción– si sus instituciones no están firmemente respaldadas por valores éticos, si una rica vida espiritual no florece en su seno como un antídoto permanente a las fuerzas destructivas, disociadoras y anárquicas que suelen guiar la conducta individual cuando el ser humano se siente libre de toda responsabilidad.
Durante mucho tiempo se creyó que con el avance de los conocimientos y de la cultura democrática, la religión, esa forma elevada de superstición, se iría deshaciendo, y que la ciencia y la cultura la sustituirían con creces. Ahora sabemos que esa era otra superstición que la realidad ha ido haciendo trizas. Y sabemos, también, que aquella función que los librepensadores decimonónicos, con tanta generosidad como ingenuidad, atribuían a la cultura, ésta es incapaz de cumplirla, sobre todo ahora. Porque, en nuestro tiempo, la cultura ha dejado de ser esa respuesta seria y profunda a las grandes preguntas del ser humano sobre la vida, la muerte, el destino, la historia, que intentó ser en el pasado, y se ha transformado, de un lado, en un divertimento ligero y sin consecuencias, y, en otro, en una cábala de especialistas incomprensibles y arrogantes, confinados en fortines de jerga y jerigonza y a años luz del común de los mortales.
La cultura no ha podido reemplazar a la religión ni podrá hacerlo, salvo para pequeñas minorías, marginales al gran público. La mayoría de seres humanos sólo encuentra aquellas respuestas, o, por lo menos, la sensación de que existe un orden superior del que forma parte y que da sentido y sosiego a su existencia, a través de una trascendencia que ni la filosofía, ni la literatura, ni la ciencia, han conseguido justificar racionalmente. Y, por más que tantos brillantísimos intelectuales traten de convencernos de que el ateísmo es la única consecuencia lógica y racional del conocimiento y la experiencia acumuladas por la historia de la civilización, la idea de la extinción definitiva seguirá siendo intolerable para el ser humano común y corriente, que seguirá encontrando en la fe aquella esperanza de una supervivencia más allá de la muerte a la que nunca ha podido renunciar. Mientras no tome el poder político y éste sepa preservar su independencia y neutralidad frente a ella, la religión no sólo es lícita, sino indispensable en una sociedad democrática.
Creyentes y no creyentes debemos alegrarnos por eso de lo ocurrido en Madrid en estos días en que Dios parecía existir, el catolicismo ser la religión única y verdadera, y todos como buenos chicos marchábamos de la mano del Santo Padre hacia el reino de los cielos.

Madrid, agosto de 2011

© Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2011. © Mario Vargas Llosa, 2011.

sábado, 27 de agosto de 2011

EL CANON LITERARIO DE CARLOS FUENTES: LA NOVELA LATINOAMERICANA (Diario EL PAÍS, España)



Cristóbal Colón vio las sirenas del Caribe en 1495 aunque dice que "no eran tan hermosas como las pintan". En cambio, Diego de Rosales las ve "bien agestadas, con cabezas y crines largas" y al zambullir, noté "cola y espaldas de pescado". Fernández de Oviedo abunda en la descripción de maravillas. Tiburones "que tienen el miembro viril o generativo... cada uno tan largo como desde el codo... a la punta mayor del dedo de la mano". Las sorpresas abundan en estas primeras Crónicas del Nuevo Mundo. Cocuyos que iluminan las noches. Tortugas con nidadas de mil huevos. Perlas negras. Salamandras ardientes y frías a la vez. Es la noche de la iguana, exclamó Cieza de León.

Europa necesitaba un mundo nuevo que colmara sus ansias de fantasía. Pero si la narrativa de las Américas se inicia con la imaginación mítica, Bernal Díaz del Castillo pronto la ubica en la conquista épica. Su Conquista de la Nueva España se inicia con acento mítico: México-Tenochtitlán se parece a "los encantamientos... en el libro de Amadís". Pronto, el asombro del descubrimiento es vencido por el clamor de la conquista. Una victoria llena de dudas, pues Bernal nos describe la destrucción de un mundo al que ama por otro mundo al que obedece. Su libro es la memoria de la juventud de un hombre maduro, olvidado y ciego. El mito ya es épica.
Ambos -mito y épica- serán silenciados por las prohibiciones de la Corona. La "historia oficial" sustituye a la imaginación épica mítica y la obligación de los súbditos del rey es callar y obedecer, dice el virrey de México, marqués de Croix. Sólo que junto con los "libros de los valientes", descubridores y conquistadores, llegaron las ideas de la época, secretas a veces, creciendo a pasos largos y lentos. La idea de América coincide con la Utopía de Tomás Moro, que Vasco de Quiroga quería recrear en Michoacán. Coincide con El príncipe de Maquiavelo, que parecería el abecedario de los conquistadores: no digas, haz. La descendencia literaria de Maquiavelo se encuentra en el Tirano Banderas de Valle-Inclán, los Archivos de Gallegos, el Pedro Páramo de Rulfo, el patriarca de García Márquez y, en su versión moribunda y final, en el Trujillo de Vargas Llosa. Genio y figura hasta la sepultura.
Menos obvia, más profunda, es la herencia erasmista en América. Visible en la arquitectura colonial de Aleijadinho en Ouro Preto o de Kondori en el Alto Perú, es en la poesía de sor Juana Inés de la Cruz donde la influencia erasmista es más cierta:

En dos partes dividida
tengo el alma en confusión:
una, esclava a la pasión,
y otra, a la razón medida.

¿Pasión? ¿Razón? ¿En dónde estaba entonces la fe? Si en estas condiciones el cuestionamiento propio de la novela no era posible, sí lo fue la historia que empiezan a contar, con definiciones nacionales, Clavijero en México y Molina en Chile, jesuitas expulsados de los reinos que para ellos ya eran naciones distintas de España. Es natural que a partir de las guerras de independencia (1810-1821) los historiadores se encargaran de decir lo no dicho: Lastarria y Bilbao en Chile, Mora en México y, sobre todo, Andrés Bello, el venezolano aclimatado en Chile y fundador de su Universidad, y Domingo Faustino Sarmiento, cuyo Facundo es, acaso, el libro definitivo del siglo XIX latinoamericano. Sarmiento consagra la confusión de géneros (como El Quijote): es biografía, geografía, historia, política.
La novela de la independencia la inaugura el mexicano Fernández de Lizardi con El periquillo sarniento (1816) y prolongan el género varios escritores sumamente influidos por el romanticismo, el realismo y, al cabo, el naturalismo europeos. La gran excepción se da en Brasil y se llama Joaquim Maria Machado de Assis, cuyo Blas Cubas (1881) recupera la tradición cervantina de la mezcla de géneros, el humor, el héroe menor, las ilusiones y el engaño, así como la crítica del libro dentro del libro y el cuestionamiento de la autoría.
La novela realista y documental aún tendrá momentos importantes en la obra de Rómulo Gallegos y en los novelistas de la revolución mexicana. Pero dos de estos, Agustín Yáñez y Juan Rulfo, habrían de cerrar el ciclo con obras que a un tiempo tratan de un tiempo histórico (la revolución mexicana) y la trascienden con, más que, aunque también, la novedad del estilo, la estructura y la intención. Al filo del agua y Pedro Páramo cierran un capítulo temático (la revolución), pero abren un capítulo de la escritura como arriesgada búsqueda de lo no dicho antes. Así, la historia que nos contaron en el siglo XIX se convierte en la historia que nadie había contado antes: la pasión de Pedro Páramo por Susana San Juan, la soledad inmensa de los pueblos de Yáñez, la duda acerca del tema fundador: ¿quién es mi padre, quiénes son mis madres?
El heredero mayor de Machado de Assis es Jorge Luis Borges, quien da el paso de más. El universo aspira a la totalidad pero sólo lo explica la excepción. El Aleph es todos los espacios. Funes es todas las memorias, y la Historia universal de la infamia es todas las historias. Sólo que cada "absoluto" borgiano es vencido desde adentro por un amo personal (Beatriz Viterbo en El Aleph), por una disminución del absoluto (Funes) o por la particularidad excéntrica (La infamia). Al cabo, en Pierre Menard, Borges reescribe El Quijote, línea por línea, palabra por palabra. Sólo que la intención es distinta.
Más corrosivos, más libres, en cierto modo, del juego borgiano son Juan Carlos Onetti y Julio Cortázar. Onetti, en La vida breve, triplica al protagonista sin perder la diferencia entre los tres. Y Cortázar, en Rayuela y en sus cuentos, sólo emplea la diferencia entre las dos orillas (Europa-Argentina) para indicar, al revés de Borges, la universalidad de la diferencia. Los tiempos simultáneos de una operación quirúrgica hoy y de un sacrificio ayer nos hablan de este acierto cortazariano: lo diferente puede ser simultáneo o al revés.
Hablo aquí de los contemporáneos de Borges. Bioy Casares y José Bianco, pero sobre todo de sus descendientes, Tomás Eloy Martínez, Sylvia Iparraguirre, Ricardo Piglia, Luisa Valenzuela y Matilde Sánchez. La literatura más variada y fervorosa de la América española es la argentina. La más sui géneris (como el país mismo) es la chilena. País de poetas (Neruda, Huidobro, Mistral, Parra), la narrativa moderna arranca con José Donoso y Jorge Edwards y prosigue hoy con Isabel Allende, Arturo Fontaine, Antonio Skármeta, Sergio Missana, en tanto que en Perú, después de la gran obra de Mario Vargas Llosa, que va de La ciudad y los perros a El sueño del celta, se refundan los derechos no sólo de la imaginación, sino de la expansión, simultaneidad y precipicios de la lengua. Santiago Roncagliolo es un ejemplo.
Más arduo ha sido el problema de los jóvenes novelistas de Colombia. García Márquez es, a un tiempo, referencia, calidad y estorbo. Lo significativo de Gabo es que con Cien años de soledad recogió las grandes tradiciones de la selva y el campo para transformarlas en una narrativa doble, que por el hecho de serlo, disminuye a las anteriores. Porque el secreto de Cien años de soledad es su doble narración. Los Buendía son objeto de una primera narración que resulta, al cabo, ser la falsa narración del verdadero narrador, el taumaturgo gitano Melquíades, anuncio, en sí, de una serie de narraciones continuas anteriores, imaginables, imposibles, olvidadas y deseadas.
Heredar semejante excelencia es el problema de Santiago Gamboa y de Juan Gabriel Vásquez. Ambos superan la tradición, claro está, con nueva creación. El síndrome de Ulises de Gamboa o Historia secreta de Costaguana de Vásquez no niegan lo que heredan, pero saben que el parricidio puede ser un renacimiento.
La literatura mexicana, superada la fatalidad agraria por el arte de Yáñez y Rulfo, se ha centrado en la vida urbana (Villoro, Enrigue) aunque también en el pasado como memoria de la actualidad (Solares, Celorio, Lara Zavala). El punto de renovación, sin embargo, fue el Farabeuf o la crónica de un instante (1965) de Salvador Elizondo, antecedente extremo de una imaginación tan liberada que ella misma es su única frontera. Las "prohibiciones" nacionalistas del pasado fueron superadas, pos-Elizondo, por el grupo autodenominado El Crack y su compañero Xavier Velasco. La literatura escrita por mujeres (que no literatura femenina) ha acompasado este cambio.
Regreso adonde empecé: el Caribe, cuna de nuestra cultura. Son dos de sus novelistas mayores en castellano, ya que el Caribe es región de muchas lenguas y muchos perfiles. Del Caribe son William Faulkner y Jean Rhys, Édouard Glissant, Saint-John Perse, Derek Walcott y Aimé Césaire. También, y cubanos, Alejo Carpentier y José Lezama Lima.
Lezama, poeta (Enemigo rumor, 1941) y ensayista (La expresión americana, 1957), escribió una de las más difíciles y complejas novelas latinoamericanas, Paradiso (1966). Hablo de ella por muchos motivos. La riqueza del lenguaje, las formas proteicas del libro, su atrevimiento mayúsculo en todo lo necesario para crear la obra mayor del barroco literario latinoamericano. Se recomienda leer primero a Luis de Góngora y Argote ("no puede durar el mundo... que suena a vidrio quebrado y que ha de romperse presto") y un poco a Francisco de Quevedo ("abuelo de los dinamiteros", según César Vallejo). Dura el mundo sin embargo, a pesar de los dinamiteros y el vidrio quebrado. ¿Hermético, metafórico, neoplatónico? Lezama descubre sus propias claves, y las nuestras, en un ensayo fundador de nuestra cultura, La expresión americana, donde todo lo que parecía lugar común reaparece como luminoso renacimiento: la cultura como destino porque tiene orígenes, la literatura como alusión de la realidad, la imagen como relación. Todo lo que creíamos saber de la América española, nos pide Lezama, debemos repensarlo y aun así no lo conoceremos del todo, jamás.
El otro gran cubano es Alejo Carpentier. Como Lezama, Carpentier redescubre un mundo nuestro. Lo coloca en la historia (Guerra del tiempo, El siglo de las luces), en el drama político (El acoso), en la imaginación de las culturas (El reino de este mundo), en la parodia voluntaria (Concierto barroco) y en un audaz remontarse al origen de la vida en Los pasos perdidos. Quizás ésta sea la novela clave para entender la obra de Carpentier. Una novela contiene a todas las novelas porque toda literatura, aunque no lo sepa, es idéntica a su origen más remoto. Y éste, en Los pasos perdidos, es el primer fuego en la montaña, la primera palabra en la selva, el primer baile ceremonial para celebrar el origen (siendo el origen sin saberlo). Majestuosas creaciones literarias las de Carpentier. La negra magia religiosa de Ti Noel. La magia negra política de Víctor Hugues. El derecho a la resurrección en Guerra del tiempo. El derecho al amor de Sofía y Esteban del narrador y la narrada en Los pasos perdidos. La soledad del perseguido acompañado sólo por la música de Beethoven en su acoso. Y un poder solitario, resuelto por un dictador latinoamericano que en su apartamento parisiense necesita unas palmeras y un perico para sentirse "en casa" (El recurso del método).
Incluyo en este libro a dos autores que parecerían (y son) atípicos. La brasileña Nélida Piñon, porque es gallega de origen y más cercana a este volumen que sus grandes antecedentes Jorge Amado, Clarice Lispector y João Guimãraes Rosa. No nos entenderíamos sin Brasil y Brasil no se entendería sin nosotros. Por eso, además, de Nélida, hablo en este libro de Aleijadinho y de Machado de Assis, y en cuanto a Juan Goytisolo, si escribe en castellano, habla también en hebreo y árabe. Ateo de cultura cristiana y heredero, nolens volens, de Grecia y Roma. Es nuestro porque señala como nadie nuestra heredad, en este volumen evocada.

* Carlos Fuentes (Panamá, 1928) ganador del Premio Cervantes en 1987, es autor de novelas como La región más transparente, La muerte de Artemio Cruz, Terra nostra, Los años con Laura Díez y La Silla del Águila. Y de los ensayos El espejo enterrado y Los cinco soles de México. También acaba de publicar su libro de cuentos Carolina Grau (Alfaguara).

 
 


Canon siglo XX

- El Aleph
Jorge Luis Borges

- Los pasos perdidos
Alejo Carpentier

- Rayuela
Julio Cortázar

- Cien años de soledad
Gabriel García Márquez

- Paradiso
José Lezama Lima

- La vida breve
Juan Carlos Onetti

- Noticias del imperio
Fernando del Paso

- Yo el supremo
Augusto Roa Bastos

-Pedro Páramo
Juan Rulfo

-Conversación en La Catedral
Mario Vargas Llosa

-Santa Evita
Tomás Eloy Martínez


Canon siglo XXI


-Historia secreta de Costaguana
Juan Gabriel Vásquez

- En busca de Klingsor
Jorge Volpi

-Oír su voz
Arturo Fontaine

-El desierto
Carlos Franz

- Las muertes paralelas
Sergio Missana

-Amphitryon
Ignacio Padilla

-El síndrome de Ulises
Santiago Gamboa

-Abril rojo
Santiago Roncagliolo



Carlos Fuentes recibirá hoy el Premio Formentor de las Letras en reconocimiento a toda su obra. Se trata de una distinción en el 50º aniversario de la creación de este galardón que se recupera tras varios años suspendido. Formentor es una península estrecha de Mallorca (España) donde en los años sesenta se realizaron jornadas literarias convertidas en referencia para la vanguardia de la edición europea y el debate cultural, Fueron creadas por las familias Barceló y Buadas Rotger. Entre los anteriores galardonados figuran: Samuel Beckett, Jorge Luis Borges, Juan García Hortelano, Jorge Semprún, Saul Bellow y Witold Gombrowicz.