martes, 28 de agosto de 2012

REFLEXIONES EN TORNO A LOS VECTORES BALÍSTICOS, escribe Hugo E. Contreras Morales


I. INTRODUCCION


El riesgo de la proliferación de armas de destrucción en masa en el mundo, máxime con posterioridad a los atentados terroristas del 11 de setiembre del 2001, es actualmente reconocido como una grave amenaza a la paz y la seguridad internacionales. En ese orden de ideas, los Estados Unidos y los países de la Unión Europea han venido alentando un tratamiento más cuidadoso del tema de la transferencia de conocimientos, tecnología o propiamente de ingenios con capacidad de transportar armas de destrucción en masa (misiles o aviones).

Conforme a fuentes occidentales, es preocupante la creciente mejora de algunos países como Corea del Norte e Irán, cuyos programas nacionales de misiles balísticos podrían desarrollar ingenios de alcance intercontinental en un plazo de diez a quince años. Se estima que Corea del Norte ha desarrollado con éxito misiles de 1500 kilómetros de alcance y se teme que dicha tecnología pueda ser transferida a países que actualmente trabajan en la producción de arsenales de destrucción en masa.

Sorprende enormemente que no haya habido un minucioso tratamiento universal, a través de instrumentos jurídicos vinculantes, para la cuestión de los misiles, entre ellos los denominados balísticos, que forman parte del objeto de estudio de este trabajo (1).

II. DEFINICIONES

Tratándose de un tema relacionado a un muy específico tipo de ingenio militar, es que he estimado conveniente ensayar algunas definiciones ilustrativas acerca lo que es un cohete, acerca de que es un misil y que características tiene un misil balístico (materia principal de este ensayo). Con propósitos también ilustrativos se hacen algunas cortas definiciones de otros proyectiles distintos a los balísticos para facilitar su diferenciación.

Cohete, cohete guiado, misil, misil balístico

Por cohete se entiende aquel vehículo (proyectil) movido por la expulsión de chorros de gas a alta velocidad a través de una tobera situada en la parte posterior como consecuencia de un proceso de combustión de sustancias propulsoras sólidas o líquidas y que transporta su propia provisión de oxígeno. Un cohete es guiado cuando emplea sensores o mandos a distancia (radio, radar, televisión, detectores calóricos) para dirigirse a su objetivo.

Por misil, se entiende al vehículo provisto de sistema de guía capaz de transportar una carga explosiva o armas de destrucción en masa, pudiendo ser impulsado por motores cohete o motores de propulsión con absorción de aire similares a los de los denominados “aviones a chorro”. Un misil es balístico, cuando está impulsado por un motor cohete y cuando sigue un derrotero balístico (esto significa que su trayectoria (2) se rige por un curso elíptico predeterminado para alcanzar su objetivo) parte de la cual puede realizarse fuera de la atmósfera terrestre al agotarse los impulsores. Por su alcance (3), los misiles balísticos se dividen en: i) Corto Alcance (SRBM en sus siglas en inglés), menos de 1000 kilómetros, ii) Mediano Alcance (MRBM en sus siglas en inglés), entre 1000 y 3000 kilómetros, iii) Intermedio Alcance (IRBM en sus siglas en inglés), entre 3000 y 5,500 kilómetros, iv) Intercontinentales (ICBM en sus siglas en inglés), más de 5,500 kilómetros.

Otras clasificaciones dividen a los misiles balísticos en “estratégicos” y “tácticos”. Un misil balístico es “estratégico” (4), cuando posee suficiente alcance y carga bélica para destruir objetivos estratégicos importantes para el enemigo, mientras que es “táctico”, cuando no posee las capacidades antes mencionadas.

Otro tipo de misiles

A los efectos de diferenciar a los misiles balísticos (materia de este artículo) de otros misiles no tratados en este ensayo, es que creemos conveniente desarrollar algunas cortas definiciones sobre esos otros tipos de ingenios, a saber:

a) Por misil crucero, se entiende aquél vehículo autopropulsado (por un motor cohete o un motor de absorción de aire) de trayectoria variable que se basa en sustentación aerodinámica durante la mayor parte de su travesía (como el vuelo de un avión). Esta tecnología, bastante sofisticada y sólo desarrollada por las grandes potencias, comienza a rivalizar con los misiles balísticos como plataforma para el transporte de armas de destrucción en masa.

b) Por misil convencional se entienden a aquél ingenio cuya carga bélica es distinta a un arma atómica, biológica o química. Por su alcance (5) pueden ser clasificados en: i) De corto alcance, para su uso en combates a corta distancia o en combates avión contra avión. Su alcance varía entre los 2 a 9 kilómetros, ii) De mediano alcance, para su uso en combates entre armas robot, vehículos y pequeños barcos. Su alcance varía entre los 20 a 120 kilómetros y, iii) De largo alcance, para su uso en operaciones contra vehículos o instalaciones fortificadas o con el propósito de causar grandes bajas en el enemigo. Su alcance varía entre los 650 a 2250 kilómetros.

c) Por misil superficie-superficie, superficie-aire, aire superficie, aire-aire, submarino –superficie, superficie-submarino, y submarino-submarino, se entienden aquellos tipos de misil, en principio de carga convencional, cuya función es destruir un objetivo en una superficie, en el aire (lanzado desde una superficie), en el aire (lanzado desde una aeronave), en superficie (lanzado desde un submarino), bajo del agua (lanzado por encima del nivel del agua), o bajo el agua (lanzado desde un submarino), respectivamente. Su carga bélica puede ser de fragmentación, de plasma/calor o altamente explosiva.

LA ERA DEL MISIL

Los V1s y V2s

El surgimiento de los así llamados misiles se produce durante la II Guerra Mundial, siendo el primero de ellos la llamada “bomba robot” o “bomba voladora” desarrollada por la Alemania Nazi, y conocida militarmente por su nomenclatura V1. El V1 fue el primer cohete militar crucero con un sistema de guía (un equipo de orientación por inercia basado en giróscopos) y que era impulsado por un motor de propulsión por reacción con absorción del aire (“motor a chorro”). Su velocidad de desplazamiento era de alrededor de 560 kilómetros por hora, a altitudes entre 300 y 2,500 metros y con un alcance de entre 280 a 370 kilómetros. Se estima que unos 30 mil de estos ingenios fueron lanzados por la Alemania Nazi entre junio de 1944 a abril de 1945.

La historia registra al V2 alemán como el primer misil balístico usado en una guerra. Con alcance de 350 kilómetros y una carga bélica de 1 tonelada, el V2 seguía una trayectoria elíptica (parte de la cual se hacía más allá de la atmósfera terrestre), descendiendo después a gran velocidad sobre el blanco predeterminado. El V2 usaba un motor cohete de combustible líquido y era lanzado desde plataformas móviles (trenes o camiones). Entre setiembre de 1944 y marzo de 1945 unos 4500 de estos misiles balísticos alemanes fueron lanzados contra objetivos aliados.

Tras la finalización de la II Guerra Mundial y, con el inicio de la llamada “Guerra Fría”, los Estados Unidos y la Unión Soviética intentaron aprovechar al máximo los conocimientos sobre cohetería, aeronáutica y una incipiente disciplina a la que se llamaría más tarde “astronáutica”, desarrollados con propósitos militares por hombres de ciencia alemanes durante el III Reich. La ampliación de los conocimientos alemanes, efectuada por norteamericanos y soviéticos, derivaría en la denominada “carrera espacial” y en el empleo de misiles balísticos como plataformas para el lanzamiento de armas de destrucción masiva en ambos países.

La crisis de los misiles de Cuba

Uno de los momentos más dramáticos vividos por la humanidad el pasado siglo tuvo lugar en 1962 (16-28 de octubre), cuando los Estados Unidos y la Unión Soviética estuvieron muy cerca de iniciar un conflicto termonuclear, debido a que esta última potencia emplazó misiles de alcance medio con ojivas nucleares en la isla de Cuba (país que en mayo de 1961 se había declarado “República Socialista” aliada de la URSS). Quizá a los efectos de acortar la distancia tecnológica que representaba la precisión de los misiles balísticos intercontinentales (ICBM) y los misiles Polaris lanzados desde submarinos desarrollados por Estados Unidos (6) , es que la Unión Soviética se aventuró a colocar a miles de kilómetros de sus fronteras misiles MRBM, casi eliminando la capacidad de detección y respuesta norteamericana a una guerra con armas de destrucción en masa (7). Otras interpretaciones sugieren que la instalación de misiles nucleares en Cuba formó parte, o de una estrategia para defender a una amenazada Cuba socialista, o a un esfuerzo mayor soviético dentro del contexto general de “Guerra Fría” para sondear la capacidad real de respuesta norteamericana ante la presión rusa en algún otro lugar del mundo (8). Tras demostrar Norteamérica una firme determinación a no tolerar la presencia de ese armamento “ofensivo” frente a sus costas (que se tradujo en un impresionante bloqueo marítimo y aéreo contra Cuba al que se le denominó “cuarentena”), negociaciones secretas derivaron en una promesa estadounidense a retirar sus misiles balísticos “Júpiter” de Turquía y a no invadir Cuba (ofrecimientos finalmente cumplidos), correspondiéndole a la Unión Soviética el retiro de 42 misiles MRBM y un número similar de bombarderos Ilyushin 28 de la isla caribeña.

Las actuaciones que siguieron a la resolución de la compleja crisis de los misiles de Cuba son recordadas como el primer hito que marcaría el proceso conocido como détente que derivó en importantes instrumentos políticos y jurídicos en favor de la distensión entre las dos superpotencias de ese tiempo, así como en el establecimiento de un valioso canal directo para rápidas consultas entre los líderes de los dos países en caso de nuevas crisis internacionales (activado por primera vez durante la “Guerra de los Seis Días” entre Israel y los países de la República Árabe Unida en 1967). Sin embargo, esos admirables progresos no contemplaron un tratamiento universal de carácter multilateral y vinculante al específico tema de los misiles balísticos como apreciaremos seguidamente.

TRATAMIENTO INTERNACIONAL

A pesar del reconocimiento que se trata de armas cuyas características demandarían un tratamiento especial y diferenciado, no existe una norma internacional de alcance universal acerca del tema de misiles en lo relativo a su desarrollo, ensayo, producción, adquisición, transferencia, despliegue o usos específicos (9). Sin embargo, en algunos instrumentos internacionales se han contemplado disposiciones relacionadas a misiles o determinadas facetas de éstos, como se verá a continuación en esta sintésis:

a) El Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre (1967), prohíbe a sus signatarios a colocar en órbita armas nucleares u otras de destrucción en masa, así como tampoco a colocarla en otros cuerpos celestes o en el espacio ultraterrestre.

b) El Tratado de Tlatelolco (1967) para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (una consecuencia directa de la crisis de los misiles de octubre de 1962) señala la prohibición de instalar vectores para el transporte o propulsión de artefactos atómicos no separables del propio dispositivo nuclear. Aunque este tipo de ingenios no existen, esa misma prohibición fue establecida por los Tratados de Bangkok (1995, zona libre de armas nucleares en el Asia suroriental) y Penlindaba (1996, zona libre de armas nucleares en África).

c) El Tratado sobre la no proliferación de las Armas Nucleares (TNP, 1968), menciona en su preámbulo el objetivo de la eliminación de los medios para el transporte de armas atómicas, con arreglo a un tratado sobre desarme general y completo sujeto a inspecciones internacionales rigurosas.

d) El Acuerdo sobre las medidas para reducir el riesgo de desencadenar una guerra nuclear entre los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (1971), estipula que cada parte se compromete a notificar a la otra por adelantado acerca de sus lanzamientos de misiles allende sus fronteras.

e) El Acuerdo provisional entre los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sobre ciertas medidas relativas a la limitación de armas ofensivas estratégicas (SALT I, 1972), impuso un congelamiento de cinco años para el número de lanzadores fijos en tierra de misiles balísticos intercontinentales, permitiéndose incrementar (hasta un número determinado de vectores) los misiles balísticos lanzados desde submarinos. Este acuerdo provisional expiró en 1977.

f) La Convención sobre la prohibición del desarrollo, producción y almacenamiento de armas bacteriológicas y toxínicas y sobre su destrucción (1972), se hace referencia al compromiso de los Estados parte a no desarrollar, producir, almacenar, adquirir o retener armas, equipos o vectores destinados a armas biológicas o toxínicas.

g) El Tratado entre los Estados Unidos y la Unión Soviética sobre la limitación de armas estratégicas ofensivas (1979) establecía un límite máximo de 2400 vectores nucleares estratégicos (misiles balísticos intercontinentales, misiles balísticos lanzados desde submarinos, misiles balísticos aire-superficie y la aviación de bombardeo pesado). En el tratado se regularon también las restricciones y el intercambio de información sobre ensayos con misiles. Lamentablemente ese Tratado nunca entró en vigor.

h) El Acuerdo entre la Unión Soviética y los Estados Unidos sobre el establecimiento de centros para reducir el riesgo nuclear (1987) se dispone que las notificaciones recíprocas de lanzamientos de misiles balísticos se transmitan a través de centros establecidos en las capitales de los Estados parte.

i) El Tratado entre la Unión Soviética y los Estados Unidos sobre la eliminación de misiles de alcance intermedio y de menor alcance (1987) estableció la eliminación de una clase completa de misiles balísticos y de crucero lanzados desde tierra y con alcance entre 500 y 5,500 kilómetros (se destruyeron 2692 proyectiles de ambos países, en un proceso que contempló inspecciones a los centros de producción y de destrucción de estos arsenales). Los tipos de misiles destruidos no podrían ser objeto ni de investigación, ensayo o producción.

j) El Acuerdo entre los Estados Unidos y la Unión Soviética para la notificación de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales y desde submarinos (1988) obliga a las partes a notificarse mutuamente, la zona de lanzamiento y la zona de impacto de dichos ingenios.

k) Tratado entre Estados Unidos y la Unión Soviética sobre la reducción y limitación de armas estratégicas ofensivas (START I, 1991) se dispone la reducción y limitación de las armas nucleares estratégicas de ambas partes. Tras la disolución de la Unión Soviética, Bielorrusia, Kazajastán, la Federación de Rusia y Ucrania asumieron los compromisos emanados de este tratado. Este importante acuerdo significó el establecimiento de un límite de 1600 vectores de armas nucleares estratégicas y de 6000 las ojivas nucleares (estableciéndose límites en los números de misiles balísticos, misiles lanzados desde submarinos, así como en los bombarderos pesados y sus armamentos. Conforme fuentes rusas y estadounidenses, la ejecución de este importante acuerdo había terminado en diciembre de 2001.

l) Tratado entre Estados Unidos y la Unión Soviética sobre ulteriores reducciones y limitaciones de armas estratégicas ofensivas (START II, 1993) se disponía la ulterior reducción de los arsenales estratégicos de ambas partes. Este acuerdo tenía previsto reducir las reservas de ojivas nucleares estratégicas a 3000-3500, de las cuales no más de 1700-1750 podrían lanzarse desde submarinos. Se contemplaba la eliminación de ciertos tipos de misiles balísticos intercontinentales (los de reentrada múltiple) así como los misiles intercontinentales pesados. Lamentablemente ese instrumento aún no ha entrado en vigor.

m) Arreglo de Wassenaar de controles de exportación de armas convencionales y mercancías y tecnologías de doble empleo (1996), que complementa y refuerza los regímenes de control de armas de destrucción en masa y sus sistemas vectores. Este acuerdo tiene por objeto fiscalizar aquellas tecnologías que podrían ser usadas para la producción de misiles (material y equipo electrónico, de aeronavegación y propulsión) .

n) Memorándum de entendimiento entre la Unión Soviética y los Estados Unidos sobre el establecimiento de un centro conjunto para el intercambio de datos procedentes de los sistemas de aleta temprana y las notificaciones de lanzamiento de misiles (junio 2000), tiene por objeto reducir las consecuencias de avisos falsos de ataques con misiles y prevenir la posibilidad que se lancen proyectiles en respuesta a avisos falsos. Este entendimiento prevé el establecimiento de un sistema para un tratamiento multilateral de esta sensible información.

o) Mediante Resolución 55/33 A, la Asamblea General pidió al Secretario General de las Naciones Unidas que se estableciera un grupo de expertos para abordar la cuestión de los misiles en todos sus aspectos y presentara un estudio sobre el particular. Dicho informe (23 de julio de 2003) está recogido en el documento A/57/229.

p) Mediante memorándum de diciembre de 2000, los Estados Unidos y Rusia acordaron constituir las bases de un procedimiento técnico de notificación previa sobre lanzamiento de misiles. Esas bases servirían para el establecimiento de un sistema abierto de participación voluntaria de notificaciones. Sobre esa base, Rusia ha impulsado sendos ejercicios (en Moscú, en marzo de 2000 y febrero de 2001) destinados a: i) considerar la creación de un régimen multilateral de transparencia en relación con lanzamientos de misiles (bajo los auspicios de la ONU); ii) implementar medidas para promover la seguridad de estados que renuncien a programas de misiles balísticos, y; iii) promover consultas multilaterales sobre el problema de la proliferación de misiles. Estas medidas serían acordadas en un tratado multilateral negociado y jurídicamente vinculante. Esta interesante iniciativa rusa aún no conoce de mayores reacciones ni de una programación destinada a su concreción.

Como se aprecia, los mayores desarrollos acerca del concreto tema de los misiles balísticos, con fuerza vinculante o pretensión que así sea, han sido obtenidos en arreglos o negociaciones bilaterales entre los Estados Unidos y la Unión Soviética (o, tras su desaparición, con la Federación de Rusia). Resulta claro que las dos superpotencias nucleares asignan una muy importante prioridad a este tema y se muestran preocupadas acerca del empleo de este tipo de ingenios por parte de otros estados, como también demuestran su preocupación sobre el acceso a conocimientos y tecnologías para hacer de estos vectores unos propicios para el transporte de artefactos de destrucción en masa (altamente peligroso si su empleo depende de la decisión de estados con compromisos y actitudes poco claras con relación a la paz mundial). A pesar de estas preocupaciones, lo cierto es que sólo hay dos instrumentos de naturaleza no vinculante que han pretendido normar el tema de los misiles balísticos multilateralmente y que han buscado que prevenir el traspaso de conocimientos a ciertos estados de actitudes peligrosas hacia la paz mundial, los que repasaremos seguidamente.

REGIMEN DE CONTROL DE TECNOLOGIA DE MISILES (MTCR)

El Régimen de Control de Tecnología de Misiles (MTCR en sus siglas en inglés, mecanismo de no proliferación establecido en 1987 bajo auspicio de los Estados Unidos) es una asociación informal y voluntaria de países cuyo objetivo, basado en controles coordinados de exportación, es poner freno a la proliferación de misiles balísticos y otros medios de lanzamiento aéreo de armas de destrucción en masa (sistemas capaces de transportar una carga útil de 500 kilogramos a una distancia mínima de 300 kilometros). El MTCR ha tenido relativo éxito al limitar las actividades misileras en Argentina, Europa Central, Egipto y Sudáfrica, pero ha fallado en sus intentos de restringir los programas nacionales de India, Pakistán y Corea del Norte. En el año 2000 el MTCR redactó en Helsinki un Código de Conducta contra la Proliferación de Misiles Balísticos, pero los observadores encuentran que dicho régimen ha tenido poca efectividad debido a su carácter no vinculante, no universal y a la ausencia de un sistema de vigilancia dotado de autoridad. El MTCR fue originalmente constituido por los Estados Unidos y sus aliados del G-7 (Canadá, Alemania, Italia, Francia, Japón y el Reino Unido). Actualmente 33 estados integran el MTCR, entre los que se cuenta a la Argentina, el Brasil, Australia, Finlandia, España, Rusia, Suiza, Suecia, Corea del Sur, entre otros. El Perú no forma parte de dicho mecanismo.

Sobre la base del Código de Conducta contra la Proliferación de Misiles Balísticos elaborado por el MTCR el año 2000, se impulsó una segunda iniciativa tendiente al establecimiento de un código de alcance universal y no sólo restringido a los originales miembros del “Régimen de Control de Tecnología de Misiles”.

“CODIGO DE LA HAYA”

Tras el desarrollo de dos conferencias de discusión del proyecto efectuadas en París (7-8 de febrero del 2002) y Madrid (17-18 de junio del 2002) bajo los auspicios del MTCR y la Unión Europea, el Código Internacional de Conducta contra la Proliferación de Misiles Balísticos (ICOC en sus siglas en inglés) fue adoptado en La Haya, Países Bajos, en el marco de una conferencia internacional efectuada los días 25 y 26 de noviembre de 2002. Durante el señalado evento, 93 estados suscribieron el Código, entre los cuales se encuentra, además de nuestro país, otras naciones latinoamericanas (Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela). Por iniciativa de la delegación del Perú, el Código contra la proliferación de misiles balísticos pasó a llamarse “Código de La Haya”.

A pesar de los notables auspicios con los que el Código de La Haya surgió, existen grandes dudas acerca de su aplicabilidad para “normar” las actividades de países que son considerados riesgosos, tales como Corea del Norte, Siria, Irán, la India y Pakistán, los que, además, no han suscrito ese instrumento ni tienen voluntad inmediata de hacerlo. El propósito principal del señalado instrumento de carácter no vinculante es prevenir y evitar el desvío de información que conduzca a la proliferación de misiles balísticos capaces de transportar armas de destrucción en masa. El Código de La Haya no prohíbe los misiles balísticos (se entiende, a aquellos estados que ya los poseen) pero llama a los suscriptores del instrumento a restringir al máximo el desarrollo, las pruebas y el emplazamiento de tales armas así como a reducir –donde sea posible- las existencias nacionales de tales ingenios. Respecto al concreto tema de la proliferación, los suscriptores del código acuerdan no prestar asistencia a aquellos estados sospechosos de desarrollar armas nucleares, biológicas o químicas y a ejercitar “la vigilancia necesaria” en la asistencia brindada a los programas espaciales de algunos estados. Esto último debido a que es posible que las tecnologías y los conocimientos aplicables a los vuelos espaciales puedan ser aprovechados para el enriquecimiento de un programa de misiles de carácter ofensivo.

Este instrumento, se reitera, no es un tratado, no tiene fuerza vinculante y no contempla sanciones para aquellos estados suscriptores que incumplan sus mandatos. Es importante destacar que el Código de la Haya establece un sistema de transparencia en la información mediante la presentación de notificaciones previas a los lanzamientos de sondas espaciales o misiles balísticos, además del compromiso de presentar anualmente un informe (con detalle de los tipos de misiles en existencia y sus bases de lanzamiento, además del número y tipo de misiles lanzados cada año, reportes sobre las políticas que los miembros tienen sobre la materia y los resultados de las visitas que monitores internacionales hagan a sus instalaciones, previa invitación voluntaria) a un estado que fungirá como punto focal (en este caso esta responsabilidad ha recaído en Austria).

Los detractores del código señalan que este instrumento no vinculante es más débil aún que el antes citado MTCR. Así, Richard Speier, un ex funcionario del Departamento de Estado de los Estados Unidos experto en materia de misiles, señala como uno de sus puntos flojos la ausencia de algunos estados como parte de él, estados éstos materia de preocupación acerca de la llamada “proliferación” (como Corea del Norte e Irán). Speier también considera como punto flojo la no incorporación de los misiles de crucero en sus alcances (un tipo de armamento que por su precisión y difícil detección o interceptación, estaría destinado a suceder en un futuro a los proyectiles balísticos). Otros expresan con claridad que su mayor debilidad consiste en su fuerza no vinculante, pero este hecho debe hacernos reflexionar acerca de la reticencia de algunos estados a suscribir el instrumento debido a que consideran “discriminatoria” la no afectación del código a las grandes potencias y a sus programas, no sólo de armas de destrucción en masa, sino de misiles balísticos capaces de transportarlas (EEUU, al momento de suscribir el Código de la Haya, señaló reservarse el derecho de notificar previamente el lanzamiento de estas armas en caso de un conflicto). En ese orden de ideas Pakistán e Irán - que tienen programas de misiles y el primero de ellos ha fabricado ya bombas atómicas- prefieren vincularse a un régimen universal auspiciado por las Naciones Unidas y la - lamentablemente inefectiva por años- Conferencia de Desarme.

La administración de Barack Obama se comprometió a notificar de antemano, desde 2010, a otros países sobre los lanzamientos de sus vectores y satélites. Mediante nota diplomática divulgada el 7 de mayo de 2010, Washington notificó al Ministerio de Relaciones Exteriores de Austria, país depositario del Código Internacional de Conducta contra la Proliferación de Misiles Balísticos (Código de Conducta de La Haya, ICOC) sobre esta su determinación.

El compromiso estadounidense señala que " avisará con anticipación de los lanzamientos de satélites, tanto comerciales como de la NASA, así como de la mayoría de los lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales y en submarinos". Los Estados Unidos señala que no notificará sobre todos los lanzamientos de sus misiles balísticos, sin precisar cuáles serán las excepciones.

Fuentes diplomáticas en Viena revelaron que Estados Unidos espera que Rusia a su vez también vuelva a notificar de antemano sobre sus lanzamientos de misiles balísticos. Moscú lo hacía desde noviembre de 2002, cuando el Código de Conducta de La Haya fue aprobado, pero dos años después dejó de hacerlo porque muchos países que ratificaron el documento, entre ellos EE.UU, no cumplen con sus obligaciones. Ahora "se espera que Moscú vuelva a notificar sus lanzamientos y contribuya a crear una atmósfera de confianza".

Por el momento, el Código fue firmado por 129 países. China, India, Pakistán, Irán y Corea del Norte no participaron.

Aunque el Código no prevé ninguna sanción contra los países que no cumplan con sus obligaciones o no lo reconozcan, se considera como una parte fundamental para garantizar la seguridad y la lucha contra nuevas amenazas terroristas.

MISILES BALISTICOS, “ROGUE STATES” Y COREA DEL NORTE: UN MUNDO PELIGROSO

Corea del Norte hizo un espectacular anuncio acerca del fin de su moratoria sobre pruebas con misiles, moratoria decretada tras el ensayo sobre territorio nipón, el año 2001, de un proyectil de 2.500 km de alcance que desencadenó grandes temores en Japón y el resto de Asia respecto al fortalecimiento de la capacidad militar del régimen estalinista. Pyonyang justificó el fin de la moratoria mencionando que “no está vinculada por ningún tratado internacional o ley sobre la cuestión de los misiles”. El fin de esta moratoria se conoció en momentos en que aumentan los esfuerzos de la comunidad internacional para tratar de llevar a Corea del Norte de regreso a la mesa de negociaciones sobre sus programas nucleares. El régimen norcoreano, que en febrero último afirmó poseer armas atómicas, se niega desde fines del año pasado a participar en las conversaciones que en anteriores oportunidades reunieron a las dos Coreas, Estados Unidos, China, Japón y Rusia.

Distintos reportes atribuyen a Corea del Norte ser la auténtica fábrica para el suministro de proyectiles balísticos a aquellos estados considerados “rogue”. Pyonyang ha venido desarrollando un programa de proyectiles balísticos desde la década del sesenta, sobre la base del misil soviético SCUD, habiendo sido uno de los más exitosos productos de exportación de alta tecnología de la alicaída economía centralista norcoreana. Los servicios de inteligencia sudcoreanos consideran que Corea del Norte trabaja actualmente en la elaboración de motores capaces de propulsar a sus misiles Taepodong-2 a 6.700 km de distancia, pero que no disponen aún de la tecnología requerida para lanzar cabezas nucleares.

En efecto, a pesar de los enormes esfuerzos desplegados por Corea del Norte, que han contemplado programas de financiamiento externo a sus investigaciones (Irán), y el traslado de las pruebas a otros países (Irán, Pakistán), su plan de cohetes experimenta muchas dificultades tales como la capacidad de crear motores para hacer de sus proyectiles unos de alcances intercontinentales y con efectividad (sus ojivas nucleares serían de tal peso que no tendrían aún un sistema vector lo suficientemente poderoso para amenazar países situados en otros continentes, amen de la carencia de sistemas de guía precisos). El experto Ronald H. Siegel (10) considera que el programa norcoreano de misiles balísticos no sería hábil para lograr el desarrollo de un proyectil intercontinental sino pasado el año 2010. Aún así Corea del Norte ha producido y suministra misiles de alcance medio a varios países del mundo en zonas conflictivas. Su rebeldía a permitir inspecciones de la OIEA en sus instalaciones nucleares, su anuncio de que posee bombas atómicas y la reanudación de ensayos de su programa de balísticos vuelve a poner sobre el tapete la preocupación acerca de los desafíos que a la paz mundial impone la señalada nación comunista.

El Consejo de Seguridad de la ONU condenó, el pasado 16 de abril, el intento de lanzamiento por parte de Corea del Norte de un misil balístico, que calificó de una "seria violación" de las resoluciones adoptadas por ese órgano, y reforzó las sanciones contra el país comunista asiático.

En su resolución el Consejo expresó "su determinación a adoptar medidas si Corea del Norte intentara un lanzamiento o una prueba nuclear". El Consejo era presidido por los Estados Unidos y la declaración fue consensuada por los quince estados miembros.

La Embajadora Susan Rice señaló: "El Consejo de Seguridad condena el lanzamiento del 13 de abril (…), subraya que el lanzamiento de satélites, al igual que el de tecnología de misiles balísticos, es una seria violación de las resoluciones 1.718 (2006) y 1.874 (2009)".

El régimen norcoreano lanzó el pasado 13 de abril de 2012 un cohete portador Eunha-3 desde Tongchang-ri, en el norte del país, que explotó minutos después a unos 151 kilómetros de altura y se precipitó sobre el Mar Amarillo a entre 100 y 150 kilómetros de la costa surcoreana, según la versión oficial de Corea del Sur.

El Consejo de Seguridad, en la declaración presidencial emitida, señala que pide al comité de sanciones encargado de supervisar el cumplimiento de esas resoluciones que "en quince días le informe" sobre la designación de nuevas entidades, individuos y productos sobre los que ampliar esas sanciones.

También le piden que los expertos de ese comité le presenten un plan de trabajo anual al respecto y señala que, de no recibir ese informe en quince días, "el Consejo actuará para completar esas medidas en cinco días".

En ese sentido, Rice indicó a la prensa, al término de la reunión, que Estados Unidos propondrá "pronto" al comité de sanciones del Consejo "un paquete robusto" con nuevas designaciones a incluir en la lista de sancionados.

En esa lista se incluirán, según la embajadora estadounidense, "los nombres de las compañías responsables de los programas nucleares y de misiles balísticos norcoreanos, además de una lista de objetos que Corea del Norte necesita para continuar con sus programas".

La declaración del Consejo de Seguridad también "deplora que ese lanzamiento haya causado graves preocupaciones sobre la seguridad en la región" y pide al Gobierno que preside Kim Jong-un que "no proceda con ningún nuevo lanzamiento de tecnología de misiles balísticos y cumpla las resoluciones".

Subrayan al régimen del país comunista asiático que tiene que "suspender todas las actividades relacionadas con su programa de misiles y restablecer sus compromisos previos sobre la moratoria" a ese respecto.

Los quince instaron a Corea del Norte a "abandonar todas las armas y programas nucleares de manera completa, verificable e irreversible", así como al "inmediato cese de todas las actividades relacionadas y a no realizar ningún lanzamiento de esa tecnología, de pruebas nucleares o cualquier otro tipo de provocación", ya que de lo contrario tomarán medidas.

"Si Corea del Norte vuelve a elegir desafiar a la comunidad internacional, el Consejo de Seguridad ha mostrado su determinación a actuar al respecto", añadió ante la prensa Rice, para quien la declaración de hoy dejó "claro" que habrá "consecuencias para cualquier lanzamiento o prueba nuclear futura" de Corea del Norte.

Tras el frustrado lanzamiento coreano, el Consejo deploró esa acción y avanzó que tomarían medidas, mientras que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó a Corea del Norte a no llevar a cabo "más acciones provocativas que puedan aumentar la tensión en la región".

Varios países, con Estados Unidos y sus aliados a la cabeza, instaron la pasada semana al régimen comunista norcoreano a desistir de su plan al considerar que escondía en realidad un ensayo encubierto de misiles balísticos.

Corea del Norte llevó a cabo una prueba similar en 2009, lo que le valió la condena del Consejo y ante lo que el país comunista respondió retirándose de la mesa multilateral de negociación de su programa nuclear.

Sin embargo, han surgido voces que señalan que la capacidad de Corea del Norte de producir misiles balísticos intercontinentales sería más fantasiosa que real, como lo probarían análisis que expertos han efectuado sobre proyectiles exhibidos durante el presente año por Pyonyang en desfiles militares (11)

CONCLUSION

Programas balísticos en manos de Estados poco confiables en zonas como el Golfo Pérsico y el medio oriente, en la frontera entre la India y Pakistán y en la península coreana, y los potenciales escenarios de conflicto que podrían surgir allí, hacen que el tema de los misiles balísticos siga demandando una prioritaria atención en aras del establecimiento de un régimen que provea confianza y transparencia y que contribuya efectivamente a la paz mundial. Es deseable que el tema de los misiles conozca de un instrumento multilateral de alcance universal y jurídicamente vinculante. La alternativa rusa señalada en la última parte de la sección “Tratamiento Internacional” en este ensayo podría bien ser aplicada a estos propósitos, sea desde el régimen establecido en el “Código de La Haya” o desde un posible ejercicio bajo el sistema de las Naciones Unidas. Puede concluirse también que ningún esfuerzo orientado a la no proliferación de misiles con capacidad destructiva en masa en sus ojivas debe dejar de lado a los peligrosos misiles de crucero, cuya posesión sólo se encuentra hoy en pocos Estados pero que es previsible que en algún momento esta situación pueda cambiar. Finalmente, la complejidad para obtener y operar un cohete balístico si haría aparecer como remota la posibilidad que podamos ver acciones terroristas con este tipo de ingenios, como han venido sugiriendo algunos expertos norteamericanos.


(*) Hugo Contreras Morales es Abogado, Licenciado en Relaciones Internacionales y Diplomático de carrera. Es Máster en Relaciones Internacionales y Diplomacia con mención en Derecho de los Tratados por la Academia Diplomática del Perú y candidato al Máster en Relaciones Internacionales e Integración por la Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia. Es Diplomado en Promoción Económica y Comercial por la Academia Diplomática del Perú y Diplomado en Seguridad y Defensa por el Ministerio de Defensa. En la década del ochenta fue periodista del programa político “Panorama” de Panamericana TV. Entre 1992 y 1994 fue funcionario de la Dirección de Control de Drogas de la Cancillería peruana, habiéndole correspondido participar de distintos ejercicios negociadores tales como el del convenio antinarcóticos con el Reino Unido (Lima, 1993), el que constituyó el programa de cooperación subregional antidrogas con las Naciones Unidas (Santa Cruz 1992 y La Paz 1994) y en el equipo organizador y en la delegación nacional ante la I Reunión Internacional de Expertos en Desarrollo Alternativo de la Organización de los Estados Americanos (Lima, 1993). Contreras Morales participó de los trabajos de la 36ª Comisión de Estupefacientes del Consejo Económico y Social de la ONU (Viena, 1993) y de las Conferencias de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) entre 1994 a 1999. Entre esos años, fue también representante alterno ante la CICAD en Washington, habiendo participado en los ejercicios negociadores que derivaron en la “Estrategia Antidrogas en el Hemisferio” y en el “Mecanismo de Evaluación Multilateral” (MEM). También ha participado en conferencias de la CICAD acerca de Lavado de Dinero y Contrabando de Armas y Explosivos. El señor Contreras Morales es co-autor del Plan Nacional de Prevención y Control de Drogas del Perú 1994-2000 y formó parte del equipo de representantes diplomáticos que gestionó la designación del peruano Alberto Hart a la Secretaría Ejecutiva de la CICAD (1995-2000). Asimismo ha sido ponente en conferencias sobre la hoja de coca (Trujillo, Universidad Mayor de La Libertad, 1992), sobre el problema de las drogas en el Perú (CEDRO, Lima, 1995), y sobre la regionalización en el Perú en la Universidad Nacional del Valle (UNIVALLE) en Bolivia.

Hugo Contreras Morales ha sido, entre 2001 a 2003, Jefe del Departamento de Desarme de la Cancillería, habiendo participado en el seguimiento y preparación de la posición peruana para el ejercicio negociador del ahora consagrado “Código de la Haya contra la Proliferación de Misiles Balísticos”. Integró el grupo de trabajo Cancillería-Defensa que culminó con el proceso de destrucción de los arsenales de minas antipersonal en cumplimiento de la Convención de Ottawa sobre la materia. Participó del proceso de creación el “Centro Peruano de Acción contra las Minas Antipersonal” (CONTRAMINAS), fue miembro de la delegación peruana en el 3º y 4º período de sesiones de la Conferencia Mundial sobre la Convención de Ottawa contra las Minas Antipersonal (Managua, 2001 y, Ginebra, 2002) y ha participado en distintos otros ejercicios –nacionales e internacionales- relacionados a minas antipersonal. Fue Consejero Político en la Embajada del Perú en Bolivia entre 2003 a 2009. Actualmente se desempeña como Jefe de la Oficina de Prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores.

-----------------------------------------------


[1] El presente ensayo es una ampliación al trabajo del autor titulado “Los Misiles Balísticos y el Escenario Internacional”, aparecido en “Revista Peruana de Derecho Internacional”, Tomo LV Enero-Mayo de 2005 N° 127

[2] “Una trayectoria es el curso seguido por un móvil en el espacio. La precisa trayectoria de un proyectil requiere tomar en cuenta otras fuerzas gravitacionales no uniformes y otras fuerzas tales como la resistencia y el viento. Todo ello es campo de estudio de la disciplina conocida como ‘balística’.” Definición tomada de “Wikipedia” en http://en.wikipedia.org

[3] “El alcance de un misil balístico se define como la máxima distancia medida al proyectar su trayectoria de vuelo en la superficie de la Tierra desde el punto de lanzamiento hasta el punto de impacto del último elemento de su carga útil (...) “ . Documento Naciones Unidas A/57/229,   [4] “Informe del Secretario General de las Naciones Unidas acerca de la cuestión de los misiles en todos sus aspectos””; Naciones Unidas 2002.

[5] Desde la Guerra Fría “...los misiles balísticos pasaron a ser los sistemas vectores preferentes para armas nucleares. Posteriormente se combinaron con ojivas tanto biológicas como químicas, y también con ojivas convencionales avanzadas que, junto con los misiles con carga nuclear, pueden infligir mucho mayor destrucción ”. Documento Naciones Unidas A/57/229, op. cit.

[6] Los criterios para clasificar el alcance de los misiles convencionales difieren enormemente de los empleados para definir el alcance de los misiles balísticos, como se podrá apreciar.

[7] Al tiempo de la “Crisis de los Misiles”, la Unión Soviética no disponía de proyectiles intercontinentales o eran muy pocos los que se encontraban en condiciones plenas de operación. La URSS poseía misiles balísticos con ojivas nucleares embarcados en submarinos del tipo “Golem”, pero debían ser lanzados desde la superficie del agua y no navegando sumergidos con lo que se eliminaba el vital elemento sorpresa para el empleo de este tipo de ingenio.

[8] Al instalarse misiles soviéticos en Cuba, la capacidad de detección de estos proyectiles desde EE.UU. quedaba reducida en 2 a 8 minutos

[9] SORENSEN, Theodore, “Kennedy”, Bruguera-Barcelona 1970; CLERC, Jean Pierre, “Les quatre saisons de Fidel Castro” , Editions du Seuil-París, 1996

[10] En 1999 el Secretario General de las Naciones Unidas señaló: “actualmente no hay ningún tratado que regule el tema de los misiles”.
[11] SIEGEL, Ronald H., Missiles in North Korea, Institute for Defense & Disarmament Studies, Cambridge, MA, 2001

[12]  “Los misiles ‘falsos’ que Corea del Norte exhibe en sus desfiles” En: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/04/120427_los_misiles_falsos_de_corea_del_norte_jr.shtml

ACERCA DEL TEMA DE LA SEGURIDAD NUCLEAR, escribe Hugo E. Contreras Morales (*)



Dedicado a mi hermana María Patricia, en el primer aniversario de su encuentro con el Señor.

  Los eventos telúricos suscitados en el Japón, responsables de la muerte de decenas de miles de personas y, además, del accidente nuclear más grave desde Chernobyl, vuelven a traer al debate el tema de la seguridad de la industria nuclear en el mundo y la de los productos y desechos generados por ella. El tema es particularmente sensible dado que, los beneficios que la exploración y explotación comercial del átomo ofrecen deben de ser contrastados con los peligros que un mal empleo de estos conocimientos puede ocasionar, sea por impericia, imprudencia, negligencia, o la conciencia y voluntad de hacer uso de materiales, residuos e instalaciones con el propósito de causar daño. El presente artículo, ampliatorio de una anterior investigación efectuada por el suscrito (1) analizará la naturaleza de esta modalidad de energía. Para el efecto y, con propósitos ilustrativos, se ensayarán definiciones sobre radiación y radioactividad, sobre que cosa es una fisión, que una fusión nuclear, sobre que es un reactor nuclear, y que la fusión del núcleo de un reactor, para seguidamente explicar los efectos en los seres vivos de la llamada radiación contaminante. Asimismo, se efectuarán algunas aproximaciones acerca del diseño de las plantas nucleares en el mundo, sobre el porqué de ellas y si existían alternativas diferentes (en términos de menores riesgos y contaminaciones), para seguidamente repasar el estado de los materiales desechados y sus potencialidades nocivas sobre la población y las seguridades adoptadas por la industria o los gobiernos.

RADIACION Y RADIOACTIVIDAD

La “radiación” es un modo de propagación de la energía a través del espacio, de forma análoga a la luz. La radiación, propiamente dicha, se refiere a la energía transportada por ondas electromagnéticas (radiación electromagnética). No obstante, se utiliza esta expresión también para referirse al movimiento de partículas a gran velocidad en el medio, con apreciable transporte de energía, lo que recibe el nombre de radiación corpuscular.

En 1896 el físico francés Henri Becquerel descubrió accidentalmente una nueva propiedad de la materia a la que posteriormente se denominó radioactividad. Becquerel, mientras efectuaba investigaciones sobre fluorescencia comprobó que, al colocar sales de uranio sobre una placa fotográfica en una zona oscura, dichas placas envueltas en papel negro terminaban velándose. Hizo ensayos con el mineral uranio en caliente, en frío, pulverizado, disuelto en ácidos para finalmente comprobar que la intensidad de la misteriosa “radiación” era siempre la misma, concluyendo que la nueva propiedad descubierta radicaba en el interior mismo de los átomos del uranio.

El estudio del nuevo fenómeno y su desarrollo posterior se debe casi exclusivamente a los esposos Pierre y Marie Curie, quienes encontraron otras sustancias radioactivas como el torio, el polonio y el radio. Radioactividad es también como comúnmente se denomina a la energía nuclear (como la usada en la medicina) y que consiste en que algunos átomos de uranio, radio y torio, al ser "inestables", pierden constantemente lo que los físicos llaman partículas alfa, beta y gamma (los rayos X). La radioactividad puede ser natural, cuando la manifiestan los isótopos que se encuentran en la naturaleza y, es artificial, cuando es provocada por transformaciones nucleares provocadas.

FISION Y FUSION NUCLEAR, REACTOR NUCLEAR, FUSIÓN DEL NÚCLEO, “SINDROME DE CHINA”.

Fisión es un proceso físico que ocurre cuando el núcleo se parte en dos o más núcleos pequeños, más algunos subproductos. Estos subproductos incluyen los neutrones libres y la emisión de fotones (generalmente rayos gamma), lo que supone la liberación de cantidades substanciales de energía. Este proceso genera mucha más energía que la que se libera en las reacciones químicas; la energía resultante de este proceso se emite también en su forma cinética (energía del movimiento). Los productos de la fisión son, por lo general, altamente radioactivos.

La fusión nuclear es el proceso mediante el cual dos núcleos atómicos se unen para formar uno de mayor peso atómico. El nuevo núcleo tiene una masa inferior a la suma de las masas de los dos núcleos que se han fusionado para formarlo. Esta diferencia de masa es liberada en forma de energía (2).

Un reactor nuclear es aquella instalación en la que se “inicia, mantiene y controla una reacción nuclear en cadena. Hay dos tipos: el reactor (nuclear) de agua a presión, que es un reactor refrigerado con agua natural a una presión superior a la de saturación, para impedir la ebullición; y el reactor de agua en ebullición, que es un reactor refrigerado con agua natural, que se hace hervir en el núcleo en una cantidad considerable” (3).

La fusión del núcleo es un daño grave del núcleo de un reactor debido a un sobrecalentamiento. La fusión del núcleo se produce cuando un fallo grave impide la adecuada refrigeración del núcleo del reactor. Sin esa refrigeración, los soportes que contienen el combustible nuclear se recalientan hasta llegar a derretirse. Tal situación supone un gran peligro dado que existe el riesgo de que el material radioactivo (el combustible nuclear) sea liberado a la atmósfera. Asimismo, la fusión del núcleo hace al reactor inestable hasta que sea reparado.

El síndrome de China es una hipótesis extrema de la fusión de un reactor nuclear (4), en la cual el material fundido resultante del mismo atraviesa la barrera de hormigón o cemento debajo de él y fluye fuera del edificio que lo contiene (5). El origen de la frase está relacionado con el concepto de que el material radioactivo fundido de un reactor nuclear estadounidense que sufriese semejante accidente podría hipotéticamente atravesar la corteza de la Tierra y alcanzar las antípodas de los Estados Unidos, popularmente asociadas a la China.

EL ENVENENAMIENTO POR RADIACIÓN

Es preciso entender cuales son las consecuencias que acarrea la exposición de los seres humanos a materiales radioactivos. Para tal efecto es que estimo conveniente presentar algunos ejemplos ilustrativos sobre los daños que podría acarrear en las personas ese tipo de contaminación.

El caso de Jackson McVey

El 13 de marzo de 1957, Jackson McVey, un técnico de un laboratorio nuclear en Houston, Texas, Estados Unidos, se vio sometido a los efectos radioactivos de cápsulas de radioisótopos (conteniendo iridio 192) quebradas inexplicablemente mientras eran manipuladas por éste. Las cápsulas habían sido previamente irradiadas en la central nuclear estadounidense de Idaho Falls, operada por la Phillips Petroleum Company bajo licencia de la Comisión de Energía Nuclear de los Estados Unidos, y debían ser usadas en un proyector de rayos gamma que, bajo el mismo principio que las radiografías de rayos X, estaba destinado a comprobar fisuras en tuberías soldadas para fines industriales. McVey trabajaba para la M.W. Kellog Company, firma fabricante del instrumento óptico que usaba los radioisótopos antes mencionados.

La contaminación radioactiva, al quebrarse las cápsulas que McVey manipulaba, sobrepasó la celda de plomo y cristal donde se alojaba el material nuclear, desataron las alarmas de radioactividad de la celda y, luego, las de todo el laboratorio. El laboratorista McVey destinó varios minutos a guardar el resto del material nuclear que manipulaba en sus contenedores especiales, tras lo cual se despojó del guardapolvo, máscara y guantes que usaba para su trabajo. Tras una ducha rápida con agua caliente, se puso su ropa de calle y cerró el laboratorio para el proceso de descontaminación de rigor. En el laboratorio se encontraba también, al momento del accidente nuclear, H.E. Northway, el gerente de la M.W. Kellog Company en Texas.

El accidente nuclear en Texas afectó a McVey, a su esposa e hija (de entonces 13 años), así como también a la mascota canina de la familia, creándoles síntomas de fatiga, náuseas, vómitos, y llagas en su piel. El gerente Northway se vio contaminado también, pero en proporciones menores a las generadas en McVey y familia. La casa y utensilios personales del laboratorista también estuvieron contaminados.

El caso fue judicializado y, en dos instancias, se concluyó que la contaminación en McVey no se debió solamente al suceso del 13 de febrero de 1957, sino a las posteriores concurrencias del citado a su centro de labor, donde los procedimientos de descontaminación no fueron lo suficientemente acertados. Los Estados Unidos comenzaron a conocer, a través del gran despliegue mediático dispensado a este caso, los peligros que la industria nuclear encerraba, más allá de sus potenciales beneficios.

El Caso Goiania

En 1987, en la ciudad brasileña de Goiania, dos trabajadores del negocio de la chatarra ingresaron furtivamente a una clínica que se encontraba en proceso de ampliación y refacción y sustrajeron de su interior una vieja máquina de radioterapia. Al desmontar el aparato, los chatarreros descubrieron unos polvos azulados que emitían una preciosa luminosidad iridiscente, material que mostraron indiscriminadamente a familiares y amigos (empleando el polvillo, incluso, en la celebración del cumpleaños de una de las hijas de los trabajadores). Ese polvillo azulado y luminoso resultó ser cesio 137, un isótopo empleado para el tratamiento de ciertos tipos de tumores. En el área donde la máquina de radioterapia fue desmontada vivían unas 5000 personas, de las cuáles 600 fueron víctimas de algún grado de radiación excesiva. De esas 600 personas, sólo 102 tuvieron contacto directo con el cesio 137 liberado tras desmontarse la máquina y ser mostrado el luminoso polvillo azulado. Cuatro personas (incluidos los dos trabajadores que robaron y desmontaron la máquina) fallecieron como consecuencia de la exposición al cesio 137, otras 4 fallecerían años después por efecto del envenenamiento por radiación en lo que se considera el peor accidente nuclear ocurrido en el Brasil.

Contaminación por liberación de materiales de una central nuclear

Que los materiales radioactivos de centrales nucleares o sus pozas de desechos sean librados, por accidentes o atentados terroristas, representarían enormes niveles de contaminación. Este es uno de los escenarios más temidos por los aparatos de seguridad de aquellos países donde existen instalaciones que manipulan tales materiales radioactivos.

Conforme el especialista estadounidense Steve Daniels, médico y vocero de la “Nuclear Age Peace Foundation”, las pozas de almacenaje del combustible nuclear ya usado en un reactor, contienen entre 5 a 10 veces la radioactividad existente en el núcleo. Una sola poza de almacenaje de ese combustible nuclear ya usado contiene más Cesio 137 que el liberado por la totalidad de detonaciones nucleares ocurridas en el hemisferio norte (isótopo cuyo promedio de permanencia es de de 30 años). Si, en el caso de un escenario terrorista, a una de las señaladas pozas se le hiciere detonar con explosivos convencionales, el incendio que se produciría por los materiales radioactivos almacenados podría durar años, siendo virtualmente inextinguible. El experto considera también que los expuestos a la radiación liberada por un atentado en una de las pozas de almacenaje de combustible usado en una central nuclear inevitablemente perecerían en cuestión de días, siendo más pesimista aún respecto de los posibles tratamientos a ser administrados a los sobrevivientes al ataque.

De acuerdo al citado experto, solamente existen dos formas de proteger a las personas de los perniciosos efectos de una contaminación:

i) Guarecerse en un refugio, en prevención de la contaminación de las partículas radioactivas liberadas y esparcidas por los vientos o las lluvias (entre dos a 7 ó 10 días, solamente autorizándose la salida en caso las lecturas de radiación de los exteriores sean menores y manejables),

ii) Ingestión de cápsulas o soluciones de potasio de yodo, dentro de las 4 primeras horas de la exposición, orientado a prevenir que las glándulas tiroides absorban los materiales radioactivos del aire.

El profesor Daniels imagina también el escenario de personas expuestas a explosiones causadas por artefactos convencionales liberadores de materiales radioactivos (en el caso de las denominadas “bombas sucias”), o de explosiones accidentales o intencionales ocurridas en depósitos con materiales radioactivos (como los que se almacenan en el núcleo de un reactor o en los lugares con combustible desechado). En esos casos, las personas deberían ser tratadas con los cuidados propios de las víctimas de explosiones convencionales, pero debería ponerse especial acento en las medidas de protección para los socorristas y los equipos e instalaciones manipuladas para el rescate.

Daniels pronostica que los materiales radioactivos liberados deberían causar la muerte de las víctimas de la explosión en pocos días y que los solamente afectados por la contaminación sufrirían un rango de enfermedades en síntomas que pueden agruparse de la siguiente manera:

i) Los expuestos hasta 3000 rads de radiación, sufrirán efectos en sus sistemas cardiovasculares y nervioso central, desarrollando inmediatamente náuseas, vómitos, y dolores de cabeza, convulsiones, shocks y la muerte. Para estos casos de exposición no existe un tratamiento efectivo.

ii) Para los expuestos a 1000 a 3000 rads sufrirán daños en su sistema digestivo (con náuseas, vómitos, diarreas) que, tras un breve período de alivio, los síntomas volverán a presentarse de manera más intensa hasta causar la muerte. Tampoco existe un tratamiento efectivo para la contaminación a esos niveles.

iii) Los expuestos a contaminación de entre 200 a 1000 rads sufrirán la destrucción de su médula espinal. Morirán si no reciben un urgente transplante de médula (procedimiento muy complejo y no exento de extremos preparativos, cuidados y precauciones, que no siempre pueden procurarse en casos de emergencia o en la mayoría de hospitales en los Estados Unidos) (6)

Ataque con una “bomba sucia”

Una “bomba sucia” consiste en un explosivo convencional (por ejemplo, dinamita), adherido a un recipiente de sustancia radioactiva con el fin de que, cuando explosione, los isótopos contaminantes se dispersen en el ambiente. Su capacidad destructora inicial no es mucho mayor que la del explosivo convencional que contiene. Sin embargo sus efectos ulteriores si suscitan la preocupación de los expertos.

Como anota el español Guillermo Sánchez: “La posibilidad de adquirir isótopos radiactivos no es demasiado complicada; desde luego, mucho menor que obtener el material necesario para fabricar una bomba atómica (…) Los isótopos radiactivos se emplean en hospitales (unidades de oncología, análisis, etcétera), industria (inspección de soldaduras, medida de espesores) y en la industria nuclear. Curiosamente, en contra de la percepción popular, la radiactividad por unidad de masa (técnicamente llamada actividad específica o actividad másica) es muy superior para los isótopos aplicados en medicina o en la industria convencional que los típicos de la industria nuclear (....) Por ejemplo: es claro que la radiactividad del iodo 131 (usado en medicina) o el cesio 137 (utilizado en la industria convencional) es muy superior a la de los isótopos del uranio o del plutonio, relacionados con la industria nuclear.” (7)

Aunque la mayoría de expertos reconocen que quizá los efectos contaminantes de un artefacto de este tipo pudieren ser más sicológicos que reales, los daños que este tipo de ingenios ocasionarían podrían durar días, meses o hasta años enteros.

LOS PELIGROS QUE ENCIERRA UNA CENTRAL NUCLEAR

Los recientes sucesos en la central nuclear de Fukushima, en el Japón, y la hasta ahora incontenible liberación de materiales radioactivos a la atmósfera, la tierra y el agua, nos lleva a la reflexión sobre los peligros que una central nuclear encierra y que residen en su diseño y materiales empleados para la generación de energía, pasando por los desechos nucleares y la forma como éstos son almacenados.

Las Centrales Nucleares “Contemporáneas”

Las plantas nucleares contemporáneas, diseñadas a partir de la década del 70, responden a modelos provenientes de las épocas aurorales de la investigación y desarrollo atómico (años 40 y 50 del pasado siglo XX). Estos diseños no apostaron por su funcionalidad o seguridad, sino por la lógica militar que impulsó los descubrimientos en materia atómica. De acuerdo con el experto Reese Palley, el propósito de estas plantas era el generar combustible nuclear suficiente para la producción de bombas atómicas (se generaba más plutonio que el necesario para desarrollar energía o radioisótopos para fines industriales o médicos). De acuerdo con el citado experto, no se ha abandonado el diseño de las actuales plantas nucleares debido a razones monetarias o de tiempo para poder poner en práctica nuevas tecnologías, más seguras, que Palley asegura que existen.

En los años 50 del pasado siglo XX, el físico Edward Teller efectuó investigaciones orientadas a eliminar los costosos, lentos y riesgosos reactores, a fin de sustituirlos por plantas nucleares más seguras, capaces de operar con mínimas precauciones. Sin embargo, su proyecto terminó encarpetado debido a que el mismo fallaba en proveer de “plutonio suficiente” para fabricar más bombas atómicas.

La permanencia de las actuales centrales nucleares, más allá del asunto monetario o de tiempo para introducir las “nuevas tecnologías”, obedece a que se cree que ellas son seguras en cuanto a su diseño, aunque se omite decir “siempre que los sistemas de ‘back up’ funcionen” (que nada altere el funcionamiento del circuito de refrigeración exterior, el circuito primario de refrigeración, el circuito secundario de refrigeración, y permanezcan, escalonadamente indemnes, el reactor, la vasija, la vaina y barra de combustible) (8). Según el profesor Palley, esa seguridad de diseño no equivale a decir que las centrales nucleares contemporáneas son intrínsecamente seguras. Los sucesos de la Isla de las Tres Millas y los de Fukushima respaldan la aseveración que “seguridad de diseño” no es lo mismo que “intrínsecamente seguras”.

La tecnología nuclear alternativa, mencionada por Palley y que se remonta a los trabajos de Edward Teller, consiste en que las plantas atómicas están diseñadas para nunca sobrepasar elevadas temperaturas que las hagan depender de sistemas de enfriamiento exteriores. En el caso de Fukushima todos los sistemas de enfriamiento exteriores colapsaron tras el terremoto con tsunami acontecido y nada pudo detener la temperatura del núcleo de una central susceptible de alcanzar elevadas temperaturas, o la adecuada protección de los desechos nucleares generados por la planta (9) . El costo de una central nuclear “intrínsecamente segura” es que la generación de energía no sería tan elevada como una de diseño antiguo (reactores de cien megavatios más seguros y no susceptibles de recalentamientos, en vez de colosos de 1000 megavatios por reactor pero altamente inseguros).

Los Desechos Nucleares

La crisis nuclear en el Japón ha sido generada no sólo por el sobrecalentamiento de los reactores de las plantas de Fukushima, sino que también se debería a la ausencia de refrigeración en los depósitos de los desechos nucleares. Esto último ha llevado a los observadores a preguntarse sobre la delicada situación de miles de toneladas de desechos nucleares generadas en el mundo.

Una reciente investigación de The Associated Press (10) concluyó que, sólo en los Estados Unidos, se almacenan, de manera provisional, en más de treinta estados de la Unión, 71, 872 toneladas de desechos radioactivos, cuya peligrosidad se extendería por decenas de miles de años en el tiempo. Los planes para depositar esos desechos, de manera permanente, en el Monte Yucca, en Nevada, han sido abandonados por cuestiones presupuestales. ¾ partes de los desechos estadounidenses se almacenan, temporalmente, en piscinas de agua enfriadas (el mismo sistema como el empleado en Fukushima que, al fallar, liberó materiales tóxicos al medio ambiente). Esas piscinas albergarían 4 veces la capacidad de almacenaje de esos lugares. El resto de los materiales radioactivos norteamericanos se encuentran depositados en urnas secas, cuyo período de vida no sobrepasaría los cien años.

La mayor parte de los desechos nucleares almacenados consisten en uranio (95% de todo lo almacenado). Un 1% está compuesto de elementos pesados como el curio, el americio y el plutonio 289 (empleado en la fabricación de bombas atómicas), cuyo potencial radioactivo se extiende por cientos de miles de años. Un 4% está compuesto de subproductos de la fisión nuclear, como el cesio 137 o el estroncio 90, cuya radioactividad se extendería unos 300 años. Sobre cuán peligrosos resultan estos elementos dependerá de cuán fácilmente llegan al cuerpo humano. Así, el plutonio y el uranio son pesados y no se transportan muy bien por el aire, pero existe preocupación sobre que el plutonio se puede filtrar a los depósitos de agua por miles de años. El cesio 137, en cambio, es fácilmente transportado por el aire.

EL ORGANISMO INTERNACIONAL DE ENERGÍA ATÓMICA (OIEA)

Es la organización internacional del sistema de las Naciones Unidas encargada de velar por la utilización de la energía atómica con fines pacíficos y sin riesgos, desempeñando un papel prominente en las iniciativas internacionales encaminadas a lograr que la tecnología nuclear se use para promover el desarrollo sostenible.

Del mismo modo, el OIEA propicia la divulgación de las ventajas de la energía nuclear como fuente libre de emisiones de gases de efecto invernadero y otros tóxicos, todo ello como parte del presente debate sobre alternativas energéticas que permitan reducir las causales del calentamiento del planeta.

El OIEA es también el principal foro intergubernamental para la cooperación científica y técnica en la esfera nuclear y coordina el intercambio de información y la formulación de directrices y normas de seguridad nuclear. A petición de los gobiernos, el OIEA asesora en favor de la mejora de la seguridad de los reactores y contra el riesgo de accidentes.

El OIEA formula normas básicas de protección contra las radiaciones y publica reglamentos y códigos de actuación para distintos tipos de operaciones, incluida la seguridad en el transporte de materiales radiactivos. El Organismo también presta asistencia de emergencia a los estados Miembros en caso de accidentes por radiación, de conformidad con los siguientes instrumentos internacionales:

i) la Convención sobre asistencia en caso de accidente nuclear o emergencia radiológica (1986),

ii) la Convención sobre la pronta notificación de accidentes nucleares (1986),

iii) la Convención sobre la protección física de los materiales nucleares (1987),

iv) la Convención de Viena sobre responsabilidad civil por daños nucleares (1963),

v) la Convención sobre Seguridad Nuclear (1994) y,

vi) la Convención conjunta sobre seguridad en la gestión del combustible gastado y sobre seguridad en la gestión de desechos radiactivos (1997).

El programa de cooperación técnica del OIEA, a través de la ejecución de proyectos nacionales, el concurso de expertos y la capacitación en la aplicación de técnicas nucleares con fines pacíficos, provee asistencia a los países en esferas fundamentales como los recursos hídricos, la salud, la nutrición, la medicina y la producción de alimentos (p.ej. a través de la llamada “fitotecnia por mutación”, gracias a la cual se han conseguido casi 2 000 variedades nuevas de cultivos utilizando tecnologías basadas en la radiación, lo que ha permitido mejorar la producción de alimentos). Otro ejemplo es el uso de la hidrología isotópica para cartografiar los acuíferos subterráneos, gestionar las aguas subterráneas y superficiales, detectar y controlar la contaminación y vigilar las filtraciones y las seguridad de los embalses, fomentando así el acceso a fuentes limpias de agua potable. Un último ejemplo es el de los tratamientos médicos, ámbito en el cual el Organismo suministra equipo de radioterapia y capacita al personal sanitario para tratar de forma segura a pacientes de cáncer de unos 80 países en desarrollo que son miembros del OIEA.

El OIEA recopila y divulga información sobre prácticamente todos los aspectos de la ciencia y la tecnología nucleares a través de su sistema Internacional de documentación Nuclear (INIS), con sede en Viena. Además, administra junto con la UNESCO el “Centro Internacional de Física Teórica de Trieste” (Italia) y mantiene tres laboratorios. El OIEA colabora con la FAO en investigaciones relacionadas con la utilización de la energía atómica en la alimentación y la agricultura, y con la OMS en la utilización de radiaciones en medicina y biología.

El Comité Científico de las Naciones Unidas para el estudio de los efectos de las radiaciones atómicas, órgano independiente establecido en 1955, evalúa los niveles y efectos de la exposición a la radiación ionizante e informa sobre ellos. Diversos gobiernos y organizaciones de todo el mundo utilizan sus estimaciones como base científica para evaluar el riesgo de radiación, establecer normas de seguridad y protección frente a las radiaciones y reglamentar las fuentes de radiación.

Sin embargo todas estas previsiones parecerían ser insuficientes si consideramos las acciones desplegadas por la OIEA y algunos países para motivar una acción más concertada sobre el tema de la seguridad nuclear.

CRITICAS

El pasado 26 de marzo bajo el lema “Más allá de la seguridad, hacia la paz”, 54 jefes de estado y líderes de organizaciones multilaterales se reunieron en Seúl para acordar nuevas medidas para reforzar la seguridad nuclear, que comprende previsiones contra atentados terroristas o mal empleo de las fuentes de energía nuclear.

Los resultados alcanzados en Seúl fueron calificados por los observadores como mixtos pero previsibles.

De acuerdo con la Fundación para la No Profileración para la Seguridad Global, un aspecto positivo de esta cita fue el énfasis puesto en la seguridad de las fuentes radioactivas y de las instalaciones nucleares, además de la de los materiales nucleares lo que, según la citada fundación constituye “un reconocimiento de las múltiples facetas del terrorismo nuclear” (11). Sin embargo, y como aspecto desalentador, la Fundación para la No Profileración para la Seguridad Global anotó que en Seúl “se persistió en avalar el carácter voluntario de los compromisos tomados por los países, se omitió la definición de un standard mínimo de cumplimiento, y también se avaló la estructura del actual régimen de seguridad nuclear, de gran complejidad, que muestra vulnerabilidades ”. (12)

Como se puede apreciar, el problema del terrorismo nuclear y de la seguridad frente a amenazas ocasionadas por un accionar culposo, aún no conocen de compromisos suficientes para tratar este tema de alta complejidad. El diseño y puesta en ejecución de una arquitectura multilateral en materia de seguridad nuclear parecería ser un paradigma aún en formación.

CONCLUSION

Los dramáticos sucesos de la central nuclear de Fukushima en el Japón, catalizados por recuerdos como los de la trágica experiencia de Chernobyl, la Isla de las Tres Millas, y otros accidentes nucleares y radiológicos en el pasado, han llevado a los líderes mundiales a considerar seriamente las limitaciones de las actuales centrales nucleares y los productos y subproductos por ellas generados, que constituyen factores potencialmente peligrosos en caso de accidentes o manipulación culposa o dolosa.

La alternativa de energías distintas a las de los combustibles fósiles no renovables debería merecer una cuidadosa consideración vistos los escenarios de calentamiento global, polución y extinción de esas fuentes de energía. Sin embargo esa consideración debería también incidir en los peligros que la energía nuclear, tal como ha venido siendo explotada hasta ahora, representa para la Humanidad, vistos los preocupantes niveles de seguridad existentes, y vistas las limitaciones de los diseños y operación de las actuales centrales nucleares, concebidas no tanto por sus beneficios civiles, como por su significación como apéndice del esfuerzo del escenario de la Guerra Fría.

El uso pacífico de la energía nuclear, a futuro, debería plantearse desde una perspectiva crítica e innovadora de lo actualmente existente, con firmes compromisos sobre para qué construir una central nuclear y dónde hacerla, qué sistemas de seguridad la harán “intrínsecamente segura”, y qué hacer con los desechos radioactivos, cuya nocividad es tan grande como la sumatoria de todas las otras amenazas identificadas.

---------------------------------

[1] “El Problema de las Bombas Radiológicas”, en: “Revista Peruana de Derecho Internacional”, Tomo LVI, enero-marzo 2006, N° 130.

[2] Sólo para propósitos ilustrativos, las armas nucleares son dispositivos explosivos de uso militar cuya fuente de energía está basada en reacciones nucleares de fisión o fusión del átomo. Además de la enorme destrucción producida por la detonación de este tipo de artefacto, las armas nucleares producen numerosos daños asociados, como los derivados de la contaminación radioactiva, entendiéndose a ésta como la dispersión de polvo radioactivo originado por la explosión de una bomba nuclear. Por ejemplo, debido a la dispersión de este polvo en el agua, los minerales (incluyendo el sodio en el agua oceánica) se convierten en radioactivos debido a los neutrones procedentes del núcleo de la bomba. Así también el agua salada afectada por una detonación nuclear es extraordinariamente peligrosa debido a la dificultad de eliminar la contaminación radioactiva en ella.


[4] Ampliando el concepto ya tratado, ‘fusión de núcleo’ es el término por el que se designa a un “tipo de accidente grave en un reactor nuclear, en el que el combustible cambia de estado sólido a líquido por efecto del calentamiento del combustible, éste puede ser debido a un aumento de potencia o la imposibilidad de ser refrigerado. No debe confundirse con el término fusión nuclear, cuyo significado hace referencia a la unión de átomos. La fusión de núcleo ocurre cuando los sistemas de seguridad de una central nuclear fallan y provocan que la reacción nuclear deje de ser controlada, conllevando que la temperatura dentro del núcleo de la central aumente vertiginosamente y pueda provocar la fusión de los materiales radiactivos, usualmente uranio o plutonio. La fusión de núcleo es el accidente más temido, debido a que puede provocar el colapso de la estructura del núcleo, y con ello expulsar gran cantidad de materiales radiactivos al medio ambiente si hay algún tipo de explosión o si se filtran al subsuelo. Evidentemente, una fusión de núcleo implica, casi con total seguridad, la destrucción del reactor y la imposibilidad de su reparación”. Tomado de “Wikipedia” en: http://es.wikipedia.org/wiki/Fusi%C3%B3n_de_n%C3%BAcleo


[5]  Tomado de “Wikipedia” en: http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_de_China
[6] DANIELS, Steve, “Emergency Medicine after a nuclear 9/11”, en http://www.wagingpeace.org

[7] SÁNCHEZ, Guillermo, “El verdadero riesgo de un atentado nuclear”,  en “El País”, Madrid, 18 de noviembre de 2001

[8] Convendría repasar algunos términos esenciales para comprender la naturaleza de las plantas nucleares contemporáneas:


Reactor nuclear: Instalación en la que se inicia, mantiene y controla una reacción nuclear en cadena. Hay dos tipos: el reactor (nuclear) de agua a presión, que es un reactor refrigerado con agua natural a una presión superior a la de saturación, para impedir la ebullición; y el reactor de agua en ebullición, que es un reactor refrigerado con agua natural, que se hace hervir en el núcleo en una cantidad considerable.

Contención: Es la estructura que contiene el núcleo del reactor. Está construido con paredes de hormigón armado y acero.

Vasija: Recipiente que contiene el núcleo de un reactor nuclear, con las vainas de combustible, el reflector, el agua radiactiva, parte del refrigerante y otros componentes.


Vaina del combustible: Cubierta que contiene las barras de combustible. Es un recipiente hermético que alberga el combustible nuclear. Impide la salida de los productos de la fisión y garantiza la resistencia mecánica que asegura la integridad del combustible. Están colocadas en el interior de la vasija.

Barras de combustible: Es el combustible nuclear dispuesto en forma de barra y formado por pastillas. Están colocadas en el interior de la vaina.

Circuito de refrigeración exterior: Circuito de agua que se toma de una fuente natural (río, embalse, lago, mar) y se usa para condensar el vapor de agua una vez que éste ha movido la turbina (de forma similar a las de cualquier otra central térmica de carbón, fueloil o gas). El agua, que nunca está en contacto con el combustible nuclear, se devuelve al río, el embalse o el mar, a una temperatura ligeramente superior a la que se tomó.

Circuito primario de refrigeración: Sistema cerrado por el que circula el fluido refrigerante de un reactor nuclear (en la mayoría, agua) que extrae el calor generado en el núcleo por la reacción nuclear. Es el circuito que contiene el fluido que está directamente en contacto con los elementos combustibles.

Circuito secundario de refrigeración: Sistema cerrado por el que circula agua que recoge el calor del fluido del circuito primario, sin mezclarse con él, para convertirse en vapor e incidir sobre la turbina para producir electricidad. El intercambio de calor entre ambos circuitos se realiza en el generador de vapor, por lo que el agua del circuito no está nunca en contacto directo con el combustible.

Tomado de: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Vocabulario/nuclear/elpepuint/20110313elpepuint_7/Tes?print=1

[9] PALLEY, Reese; “How not to build a nuclear power plant”, en: The Inquirer Digital, 16/3/2011, Philadelphia, http://www.philly.com/philly/opinion/118064259.html?cmpid=15585797

[10]  FAHEY, Jonathan; HENRY, Ray; AP IMPACT: “US spent-fuel storage sites are packed”, en: http://news.yahoo.com/s/ap/us_japan_quake_us_spent_fuel/print

[11] ARGUELLO, Irma y NPS Global, “Resultados Mixtos en la Cumbre de Seguridad en Seúl. En: http://npsglobal.org/esp/noticias/25-seguridad-internacional/1266-previsible-resultado-de-la-resultados-mixtos-en-la-cumbre-de-seguridad-nuclear-en-seul.html


[12] ARGUELLO, Irma y NPS Global, “Resultados Mixtos en la Cumbre de Seguridad en Seúl. En: http://npsglobal.org/esp/noticias/25-seguridad-internacional/1266-previsible-resultado-de-la-resultados-mixtos-en-la-cumbre-de-seguridad-nuclear-en-seul.html




-------------------------------------------------------------

*Hugo E. Contreras Morales es Abogado, Licenciado en Relaciones Internacionales y Diplomático de carrera. Es Master en Relaciones Internacionales y Diplomacia con Mención en Derecho de los Tratados en la Academia Diplomática del Perú y candidato al Master en Relaciones Internacionales e Integración en la Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia). Ostenta también el Diplomado en Seguridad y Defensa Nacional por el Ministerio de Defensa y el Diplomado en Promoción Comercial y Económica en la Academia Diplomática del Perú. Fue co-autor del Plan Nacional de Prevención y Control de Drogas 1994-2000. Actualmente es Jefe de la Oficina de Prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores.