sábado, 5 de septiembre de 2015

HIJA DE LA LAGUNA (Perú - 2015) de Ernesto Cabellos Damián



Escribe Oscar Contreras

HIJA DE LA LAGUNA (Perú, 2015) de Ernesto Cabellos Damián es un documental que toma partido por la antiminería.
Su núcleo dramático -y objeto de interés- son los temores y dudas de Nélida Ayay, una campesina cajamarquina, natural de Porcón (a 30 Km. de la ciudad de Cajamarca) preocupada por la ejecución del proyecto minero Conga a cargo del consorcio Newmont-Buenaventura y su impacto en las lagunas y espejos de agua en la provincia de Celendín.
A partir del recurso de la voz en off comprendemos que Nélida sostiene una relación idílica con la naturaleza (a la que llama Mamapacha = Madre tierra y Yakumama = Madre agua). El amor por el terruño la lleva a estudiar Derecho en la ciudad de Cajamarca y a relacionarse con otras personas, entre ellas líderes políticos como el ex sacerdote Marco Arana, a efectos de defender mejor los intereses comunales.
HIJA DE LA LAGUNA alterna la historia de Nélida con la de las mujeres de San José de Oruro (Bolivia), territorio expoliado por la minería a lo largo de tres siglos donde ya no existen reservas de agua; y con la historia de Bibi, una diseñadora de joyas en Holanda quien luego de viajar al Perú (al departamento de Madre Dios) para conocer las condiciones y efectos de la minería ilegal termina adhiriéndose la cadena comercial "oro sostenible". Las tres son historias desiguales en interés, duración, abordaje informativo y resolución dramática .  
Las protagonistas del documental son mujeres que toman decisiones riesgosas, mujeres abnegadas versus una actividad productiva que desarraiga, especula, contamina, envilece, degrada, etc.. Buenos y malos, una vez más.
El hecho de que el documental tome partido nos parece legítimo; aunque, al abordar un conflicto nacional, que enfrenta a conservacionistas con promineros, a neoliberales con marxistas, hubiera sido deseable escuchar todas las versiones, todos los testimonios, todas las contradicciones. Lamentablemente el director elige la zona de confort que le ofrece "la corrección política".
Pero ya lo dijo Godard, una película debe ser analizada por lo que es y no por lo que hubiera sido deseable que fuera. E HIJA DE LA LAGUNA conduce la mirada del espectador hacia una parte de la realidad (la que estima correcta) apelando al maniqueismo y a la media verdad.
Porque Cabellos Damián manipula temas, manipula imágenes. Pone en el mismo saco a la minería ilegal (la de Madre de Dios) y a la gran minería (Conga); no se da cuenta que la cadena de "oro sostenible" la aseguran inversiones como las de Newmont-Buenaventura donde se aplican estándares internacionales de producción sostenible; que América Latina (desde Chile a Bolivia, de Perú a Argentina) está llena de pasivos ambientales (como los de San José) porque la minería a lo largo de cinco siglos se desarrolló sin medida ni gestión ambiental y, por eso, resulta urgente la intervención del Estado y de las empresas para resolverlos sin que esto implique prejuiciar la minería como una actividad demoníaca, insostenible, enemiga del pueblo. Por el contrario, existen numerosas experiencias en el mundo donde se alterna la minería con la actividad agraria, por ejemplo.
Pero estamos entrando a los temas de fondo, al contenido, y sobre eso me ocuparé en su momento, cuando opine como abogado especializado en temas de gestión ambiental. Ahora, sobre el filme y no sobre su mensaje o tesis, corresponde celebrar el trabajo de edición que le da ritmo a la alternancia de grandes planos generales así como a las voces y miradas que van creando una relación de proximidad con el personaje principal. La tensa secuencia en las lagunas, cuando se enfrentan con las miradas los pobladores y la policía, es uno de los buenos momentos del filme. 
Finalmente, quiero aclarar un punto. En ninguna momento he señalado que premiar pecuniariamente HIJA DE LA LAGUNA, a través de los concursos organizados por el Ministerio de Cultura, haya estado mal o haya sido un despropósito estatal. Los términos de referencia, las bases de los concursos, están a disposición de todos los proyectistas. De todos. De los consagrados y de los nuevos. Todos están llamados a participar. Quién desarrolla un filme antiminero, un filme sobre el MOVADEF, quien apologa el Nazismo o a Tradición, Familia y Propiedad. El sistema de concursos -de acuerdo a norma- garantiza la independencia de las decisiones de los jurados. Y el Ministerio de Cultura -lo digo por experiencia- se esmera porque el proceso goce de todas las garantías y condiciones. Los jurados emiten votos de conciencia, con absoluta independencia y sin presiones. De manera que una vez votado el premio, el Estado no puede negarse a entregarlo.
Pero, un documental como HIJA DE LA LAGUNA que toma partido, que rehuye a la objetividad, que polariza a partir de argumentos rebatibles -en términos técnicos y legales-, que manipula imágenes como las lagunas y las explosiones propias de la actividad minera que ocurren lado a lado en el filme, cuando se sabe que el proyecto Conga ni siquiera se ha iniciado; o la manipulación de referencias como la desacertada cuña "Cajamarca, Los Andes, Perú" sin distinguir la Ciudad de Cajamarca, de la localidad de Porcón, de la provincia de Yanacocha, de la provincia de Celendín donde están las lagunas, etc., separadas todas por varios kilómetros. 

Entonces un documental como éste, que aspira a un premio pecuniario, necesita ser evaluado exhaustivamente por quienes ejercen la función de jurados. Ya nacional, ya extranjero, un jurado se desenvuelve en un fuero colegiado y, sobre todo, en un fuero interno. Y, en todos esos casos, puede votar en minoría y/o plantear sus observaciones y sugerencias. O excusarse por una cuestión de cortesía si no nació en el Perú. Las imprecisiones de HIJA DE LA LAGUNA son razones poderosas para un voto en contra en minoría, unánime o para dejar constancia en el acta, luego de una deliberación personal.

lunes, 31 de agosto de 2015

MAGALLANES (Perú, 2015) de Salvador Del Solar









Raoul Walsh, el excepcional director norteamericano de la época de oro de Hollywood, decía: "Si no tienes una Historia no tienes nada".

Ricardo Bedoya, en una entrevista concedida al portal Cinencuentro, a propósito de la publicación de su libro EL CINE PERUANO EN TIEMPOS DIGITALES (Fondo de Desarrollo Editorial de la Universidad de Lima, 2015), señala que el cine es impuro y que puede ser muchas cosas: narración, ensayo, registro documental, diario o todo a la vez.

Para 1895, cuando todo comenzó, el cine era la síntesis de las artes finiseculares: la fotografía, el teatro, la ópera, la novela decimonónica, el folletín, la pintura, etc. Y, desde temprano, los productores y realizadores cayeron en la cuenta que las películas ajustadas a los términos narrativos tradicionales, terminaban siendo más coherentes, articuladas, potables, populares, exitosas y reconocidas. El cine narrativo se mundializó a la vez que se consolidaba el lenguaje audiovisual y el cine se despegaba de la representación teatral y/ode  la transposición literaria.

Cuando se tiene a la vista una película como MAGALLANES (Perú, 2015) de Salvador Del Solar, se valora el poder de la narrativa audiovisual; el poder de la edición que fluidifica el relato; la posibilidad de construir atmósferas transponiendo en imágenes los sentimientos de los personajes; la oportunidad de penetrar en la verdad a través de la dirección de actores (porque la actuación es el lugar al que pertenece Del Solar) y, sobre todo, instrumentalizando el poder de una buena historia.

A partir del relato LA PASAJERA del escritor Alonso Cueto, Del Solar desarrolla una cinta clásica, de trazado recto, donde se alterna el suspenso, la memoria, el desarraigo, la necesidad de saldar cuentas, de ajusticiar, de purgar culpas. MAGALLANES es un filme de postguerra (como DÍAS DE SANTIAGO, como PARAÍSO, como los 10 primeros minutos de PALOMA DE PAPEL, etc.), sobre ex miltares y sobre víctimas de la guerra antisubversiva, en Ayacucho, en los años 80; que terminaron desplazados a la Lima actual, próspera e industriosa, escondiendo su derrota, su dolor, su mediocridad; embalsando la ira y la miseria.

MAGALLANES tiene una secuencia disparadora esencial: una víctima inocente de aquellos años aborda un taxi (uno de esos cientos de miles de taxis que circulan por Lima) y es reconocida silenciosamente por el conductor. Un perdedor que comienza el camino hacia la redención mientras se activa el recuerdo intenso y doloroso de la víctima. En tanto se escucha en boca de varios de los personajes una frase antitética y sintomática: "Por favor, es mejor olvidar....olvídelo". 
Salvador del Solar ha logrado una ópera prima solvente. El relato de suspenso sobre unos personajes que recuerdan intensamente no ha implicado un filme llorón ni una película política adocenada, que restriega una y otra vez la herida hasta hacerla sangrar. No. Del Solar planifica, innova, asume riesgos, convoca a actores amigos como Damián Alcazar (que está notable), y Federico Luppi, y Magaly Solier y Bruno Odar (en un rol secundario contundente) y consigue un relato urbano convincente sobre personajes reconocibles.

(Oscar Contreras Morales)